Valga este poema de Marcos Ana para despedir este 2017, pero sobretodo para hacer del 2018 un tiempo que conquiste dignidad. !Feliz Noche a todos¡
Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora;
que suenen como campanas
en una campana sola;
que fundan los corazones
en un Corazón y todas
las ramas del pulso sean
árbol de luz en las sombras.
Amigos, todos en pie;
sobre las montañas rojas
de nuestra sangre sin yugos,
la voz erguida en la boca.
Si alguno siente que tiene
las alas del pulso rotas
¡que las componga!, a las doce
todos los pulsos en hora.
¡Oíd, yunteros del alba!
¡Oíd, pastores de auroras!
para conducir el día
hacen falta caracolas
con dura canción de ríos;
que en las manos paridoras
vayan firmes las cayadas;
ir apartando las horas
y derribando la esfera
donde el tiempo nos destroza.
Hay que hacer nudos al alma,
dejar huellas en las rocas,
esconder la espuma, el junco,
la breve luz de las hojas
donde la luna se duerme…
¡Ser ascua vertiginosa,
piedra viva, monte y río,
corazón de cada cosa!
Camaradas, a las doce
todos los pulsos en hora.
Si arena tienen los tuyos;
si grietas tu voz, ya ronca
de golpear contra el muro;
amigo, si te desplomas
como una hierba apagada,
bebe en la arteria sonora
de tu bandera, en la herida
de tu pueblo, en cada gota
de su sangre fusilada.
Despierta el rayo dormido
que en tu corazón reposa.
Camaradas a las doce
todos los pulsos en hora.
Almas de acero encendido
que al mismo viento tremolan,
forjan el día en un yunque
de dolor, con recio aroma
de amaneceres que nadie
podrá arrancarnos. No hay tromba
de paredones, ni balas,
ni rejones, no habrá sogas
capaces de hacernos bueyes:
¡nuestro cuello no se dobla!
Miradnos aquí, miradnos,
mientras los muros sollozan,
cruzar el año, cantando,
rompiendo noche española,
acariciando los hombros
de un crepúsculo sin costa.
Miradnos aquí, miradnos,
mientras los muros sollozan,
siempre de pie, sin rodillas,
como encinares de gloria.
¡Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora!
Marcos Ana.