Alfonso es trabajador del servicio de limpieza y recogida de basuras de San Sebastián de los Reyes desde hace más de 28 años. Alfonso es uno de esos trabajadores que sufren las consecuencias de un mal contrato público, una mala empresa y un mal ayuntamiento. Urbaser es la empresa que desde hace tres años gestiona este servicio público privatizado de limpieza viaria y recogida de basuras en el municipio.
La suegra de Alfonso es ingresada el pasado junio en el hospital. Alfonso solicita los días de permiso que establece tanto el convenio colectivo como el estatuto de los trabajadores. Adjunta toda la documentación necesaria para acreditar fehacientemente el hecho del ingreso hospitalario y la relación de parentesco, tal y como le indica la empresa. Pero Urbaser se salta a la torera la legislación laboral y le descuenta 283,79 euros por ausentarse 2 días del trabajo.
Reproducimos el contenido íntegro de la carta que nos ha remitido Alfonso a EsloquehaySanse, a quien queremos agradecer la confianza para dar a conocer el trato vejatorio y no ajustado al derecho laboral de una gran empresa, Urbaser, que actúa al margen de la ley en nuestro territorio y con el visto bueno del gobierno de Sanse.
Esto está pasando en Sanse.
Quiero a través de este medio denunciar las malas artes que está utilizando la empresa concesionaria del servicio de limpieza viaria de San Sebastián de los Reyes, URBASER, contra sus trabajadores, hechos que se repiten reiteradamente desde su llegada hace poco más de tres años.
Los acontecimientos ocurridos en estas dos semanas demuestran claramente que este tipo de empresas pacen a sus anchas en el panorama laboral de nuestro país, con el beneplácito en primer lugar, de los ayuntamientos, principales clientes de estas empresas de servicios.
La noticia de la convocatoria de Huelga, por parte de los representantes sindicales de los trabajadores de limpieza para las próximas fiestas de agosto, seguro que sorprendió a más de un vecino o vecina, aunque el que más y el que menos, algo presentían.
Las calles de nuestra localidad cada día están más abandonadas, más sucias. ¡Algo pasa!.
Hoy la situación es preocupante, sin noticias de la empresa, los días pasan y los trabajadores vemos como peligra la firma de un convenio colectivo caducado el pasado 31 de diciembre. Quizás, eso me parece a mí, la empresa ha comenzado su propia huelga contra los políticos municipales, encantadores de serpientes, aquellos que les prometieron algo que no podían cumplir.
En este juego, quita una empresa para meter a otra, somos los trabajadores los que estamos perdiendo, además de la paciencia, nuestros derechos laborales, aquellos que tanta sangre, sudor y lágrimas conquistaron nuestros mayores.
Aquí mi caso, repito uno más entre la plantilla.
El pasado 8 de junio, ingresan en el hospital Clínico a mi suegra, hecho que comunico al encargado de la empresa para acogerme a mi derecho de licencias y permisos por este motivo y que tan claramente contempla nuestro convenio además del estatuto de los trabajadores.
A mi vuelta al trabajo aporto el justificante de ingreso del hospital y me sugieren que aporte fotocopias de los libros de familia, el de mis suegros y el mío, para demostrar que esta paciente es mi suegra. Curioso, ¿no os parece?
Aunque ya van ustedes vislumbrando el final de esta historia, recibo la nómina y parece que todo está solucionado y no tengo que preocuparme de más. ¡Error!. Recibo una segunda nómina del mes de junio, hace unos días, con el descuento de 14 horas, o lo que es lo mismo, los dos días que cogí por hospitalización. Sí, señores y señoras, 283,79 euros, de descuento, claro.
Esto está pasando aquí y ahora. Podréis entender la situación que tenía el compañero de Vallecas, agravada además por su precaria situación laboral, casualmente también en esta misma empresa.
Agradeciendo de antemano la oportunidad que me brinda este medio, altavoz de los problemas y preocupaciones de los vecinos de Sanse, quiero que entiendan un poco más de cerca los problemas de una plantilla hastiada por el “mercantileo” con los servicios públicos privatizados para el beneficio de unos pocos y la desidia de nuestras calles y plazas.
Por cierto, la Señora Julia, mi suegra, falleció el día 23 de junio en ese mismo hospital.
J. Alfonso del Pozo