Álvaro y Susana La Tormenta nos hablan en esta ocasión de las especies invasoras, esas que demasiadas veces llegaron a nuestros parques y jardines de la mano de las autoridades «competentes», que las introdujeron aquí por sus presuntos valores ornamentales y sin tener en cuenta el impacto que podían causar sobre la flora y fauna autóctonas.
La introducción de seres vivos fuera de su área de distribución natural supone, tras la destrucción de los hábitats, el segundo problema ambiental por orden de magnitud que afecta a la Biosfera a escala global. Entre sus impactos sobre el medio natural, se pueden destacar la pérdida de biodiversidad, cambios y alteraciones en los ciclos biogeoquímicos, la homogeneización de los ecosistemas y comunidades e incluso la extinción de especies nativas. Sobre estas últimas, la introducción de seres vivos exóticos tiene un impacto negativo a través de fenómenos de competencia, depredación, contaminación genética, introducción de patógenos etc.
Concepto de planta invasora
En ecología, existe una cierta confusión a la hora de definir y diferenciar los términos naturalizado e invasor. En general, para que una especie se considere invasora, aparte de poseer y manifestar capacidad para la autoperpetuación de modo autosuficiente, tiene que provocar algún tipo de alteración en el ecosistema o en la comunidad. Así podemos definir la planta alóctona invasora como aquella que se reproduce y expande de manera natural, sin la ayuda directa del hombre, en ambientes naturales o seminaturales y que produce algún cambio significativo o alguna perturbación en lo que se refiere a la composición, estructura o funcionamiento del ecosistema. (Atlas Plantas Invasoras de España)
San Sebastián de los Reyes no escapa a la expansión de estas especies. Buen ejemplo de ello es Cortaderia selloana, una planta procedente del Sur de América que hoy está presente en un buen puñado de rotondas y medianas de nuestro pueblo. Posee numerosas denominaciones comunes, entre ellas plumero, cola de zorro, carrizo de la Pampa, paja, penacho, cortaderia, ginerio o gimnerio. Es una especie dioica, es decir, los sexos están separados: hay plantas masculinas y plantas femeninas, siendo estas las que desarrollan los plumeros más llamativos. Los bordes aserrados de sus hojas propician cortes en la piel de quien las maneja.
El plumero no es muy exigente en la calidad del suelo ni en su contenido en nutrientes. Puede colonizar terrenos donde otras especies encuentran dificultad de asentamiento, haciendo progresar su sistema radicular a más de un metro de profundidad. Cortaderia selloana se asienta con comodidad cerca del agua; márgenes de ríos, charcas y marismas, huyendo del encharcamiento permanente, y soporta sin problemas heladas débiles y poco duraderas. Por si fuera poco, rebrota con facilidad después de un incendio. Fue introducida en Europa y Norteamérica como planta ornamental (su flor seca es muy usada en floristería).
Son muchas las especies invasoras en nuestra fauna y flora
Quién no ha visto, oído y alucinado con la cotorra argentina (Myiopsitta manachus) y de Kramer (Psittacula krameri), que en 2015 fueron objeto del primer censo nacional, debido al alcance del problema que está suponiendo el aumento de su población en el territorio. Esta ave de la familia de los loros, gregaria, territorial y muy adaptable, ha ido desplazando especies como los gorriones (Passer domesticus), urracas (Pica pica) y palomas (Columba livia). Recuerdo un whatsapp de Ana diciendo que se le había cruzado una bandada de loros en el camino a la estación de tren de Valdelasfuentes y que había sentido… miedo. ¡¡Y no la faltaba razón!!
El visón americano (Neovison vison) o el cangrejo americano (Procambarus clarkii) y señal (Pacifastacus leniusculus) son también casos conocidos de especies que, desde su introducción en nuestros ecosistemas, han alterado estos y a las especies que en ellos habitan, aunque no todas estas alteraciones han sido perjudiciales, y, si no, preguntemos a las poblaciones de nutria (Lutra lutra), que han encontrado en estos nuevos habitantes una fuente de alimento abundante y segura, recuperando así sus poblaciones que durante décadas no habían dejado de disminuir.
El agua
Los ríos madrileños tienen 22 especies piscícolas, cuatro de ellas amenazadas, según los inventarios periódicos que la Comunidad de Madrid realiza en sus hábitats fluviales. Especies como el lucio (Exos lucius), pez gato (Ameiurus melas), el percasol (Lepomis gibbosus), el cangrejo rojo y señal o perca americana (Micropterus salmoides) están acabando con la biodiversidad en nuestros ríos.
Otro caso de gran magnitud que afecta al medio acuático es el jacinto de agua o camalote (Eichhornia crassipes). Su capacidad de reproducción es asombrosa por semillas que germinan 25 años después. Su masa se duplica en una semana y en un mes se multiplica por 70. Llegó a la cuenca del Guadiana hace 10 años, afectando 150 kilómetros del río, entre Mérida y Medellín. El alcalde de la primera de estas localidades ha declarado en alguna ocasión que el camalote nunca desaparecerá de Mérida, después de años de lucha contra esta planta, que sigue proliferando desafiante ante cualquier método o estrategia. La planta coloniza totalmente el cauce del río, no deja penetrar la luz y acaba así con el resto de las especies.
También especies escogidas como mascotas quedan reguladas a partir del 3 de agosto de 2014 con la entrada en vigor en la Comunidad de Madrid del Real Decreto 630/2013, por el cual se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras. Considerándose un delito al medio ambiente la introducción o liberación no autorizada de especies exóticas perjudiciales para el equilibrio biológico. Si los ejemplares se localizan en jardines o parques públicos, serán responsables de su gestión las administraciones competentes.
Dentro del listado de animales y plantas considerados invasores destacan especies que pueden adquirirse de forma habitual como mascotas, por ejemplo: la rana toro (Lithobates catesbeianus), tortuga de Florida (Trachemys scripta elegans), cotorra argentina y de kramer, erizo pigmeo (Atelerix albiventris), visón americano, perro mapache (Nyctereutes procyonoides), caoti (Nasua nasua).
A las consecuencias ambientales se añaden serios problemas sociales y económicos, lo que ha supuesto el desamparo de diversos colectivos cuyo medio de vida dependía de alguna manera de las especies perjudicadas. La comercialización del cangrejo rojo, las explotaciones del visón americano o la introducción de especies para la pesca y caza, son ejemplo de ello.
El problema de las especies invasoras demuestra una vez más que el desarrollo económico sostenible solo es posible si se compatibiliza con la conservación de la biodiversidad. Como obvio es que la gestión actual tiene que basarse en las decisiones adoptadas en el pasado por otros gestores, equivocadas o no, y que hay que asumir la nueva realidad ambiental y socioeconómica existente. Situación que lleva a ciertos investigadores a plantear que deberíamos aceptar a esas especies introducidas como componentes legítimos de los ecosistemas en los que hoy en día están presentes.
Por suerte, cada vez existe más conocimiento y concienciación sobre lo importante que es no alterar nuestro medio natural y dejar que sigan sus procesos naturales sin intervenir excesivamente en ellos. Ahora nos toca dedicar nuestro esfuerzo a revertir la mala huella que las personas hemos dejado en los últimos años. Por eso nos llama la atención que, en nuestro municipio, en el año 2014, nos presenten el interesante proyecto “Itinerarios naturales de San Sebastián de los Reyes al Jarama”. En él se plantea una gestión eficiente de nuestras zonas verdes, racionalizando las especies que se van a plantar y los sistemas de riego, además de unir el municipio, a través de sus arroyos, con el río Jarama, para disfrutar paseando o en bici de estos habitats.
Hasta aquí… todo perfecto, salvo que habría que pensar en no ser el municipio que propició la expansión del junco de la pampa al corredor natural del río Jarama, curso que vertebra toda la Comunidad de Madrid, de norte a sur. Ya hemos visto cómo algunos individuos han aparecido en los ruderales del municipio que hay al otro lado de la A-1. Un primer paso en su expansión incontrolada en el que a las provincias costeras donde esta especie se ha convertido en un serio problema para la conservación de su biodiversidad les hubiera gustado intervenir. No perdamos nuestra oportunidad, seguro que a los gestores de nuestras zonas verdes se les ocurren decenas de especies locales que también quedarán preciosas en nuestras rotondas.
Álvaro y Susana La Tormenta
Desde la Delegación de Medio Ambiente y Parques y Jardines de Sanse somos conscientes de la situación, por ello hemos procedido a ir retirando estas especies de nuestro entorno, aunque cabe recordar que cuando fueron instaladas no eran consideradas como invasoras y peligrosas, no es menos cierto que ahora lo son. Además, este Concejal comparte la necesidad de instalar especies autóctonas en nuestros parques y jardines, favoreciendo un entorno mucho más cercano y acogedor.
Gracias por vuestra colaboración y animo, porque la lucha continua…..
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