Acaba la 25 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y los gobiernos, pese a las evidencias que suscriben el 97% de los científicos, deciden no tomar medidas para evitar la catástrofe.
A pesar de que en esta cumbre no se trataba siquiera de eliminar totalmente las emisiones de gases de efecto invernadero, sólo de comprometerse a regular el mercado de las mismas, ni en eso ha habido acuerdo, los países más poderosos lo ha impedido. Se pospone a 2020 la presentación de nuevos compromisos para el descenso de las emisiones de CO2 y la descarbonización. Además sólo 84 países aceptan presentar planes más contundentes en esa Cumbre que tendrá lugar en Glasgow, entre ellos está España junto a Alemania y Reino Unido, en cambio no están otros como EEUU, India , China y Rusia que juntos suman alrededor del 55% de gases de efecto invernadero a nivel global.
La ignorancia y la mala fe de la ministra chilena que presidía la cumbre, han marcado su final y han contribuido a que no se llegara a un mínimo acuerdo en la misma. La señora Scmitt proponía dos puntos principalmente inaceptables en las conclusiones, por un lado abrir una puerta al mercado del carbón con el doble conteo que permitiría a un país como Brasil usar sus créditos de carbono, y además vendérselos a otro, y un segundo punto que concierne a los derechos humanos, que pretendía aplazar a 2028, un tiempo más que suficiente para matar al máximo de personas.
Pero no perdamos la esperanza, pongamos toda la fuerza en la movilización para que en la próxima cumbre, la 26, en Glasgow, se consiga el compromiso que permita no superar esos 1,5 grados que nos separan de la catástrofe.
La batalla la van a dar los jóvenes , y por eso su referente Greta Thunberg ha sido atacada brutal y gratuitamente, con el añadido de ser mujer y extremadamente inteligente. Debemos escucharles y seguirles, el futuro es suyo y de todos la responsabilidad de haber llevado hasta aquí al planeta .
Los ciudadanos no tenemos más opción que ponernos al frente de esta emergencia climática, es importante tomar medidas concretas, los consumidores tenemos un poder extraordinario y debemos utilizarlo, podemos consumir menos y además penalizar a las empresas más contaminantes.
Tenemos también la responsabilidad de elegir gobernantes dispuestos a llevar adelante con audacia, perseverancia y buen hacer, políticas encaminadas, de verdad, a atajar la grave crisis climática.
Pero fundamentalmente todos debemos contribuir a esa revolución verde y fraternal, transversal y global que se avecina, la única que puede salvarnos del abismo y que llevará a la humanidad a una vida mejor, lejos de la presión a la que nos somete el neoliberalismo actual.
Marian González