El Movimiento Asambleario de Trabajadoras y Trabajadores de la Sanidad Pública Madrileña ha difundido hoy un vídeo en el que denuncia que el personal de los hospitales públicos de Madrid no cuenta con Equipos de Protección Individual adecuados y está usando en su lugar equipos elaborados con bolsas de basura (como por ejemplo en el Hospital Infanta Sofía) o batas sanitarias que habitualmente son destinadas a otros usos, pero que no son impermeables. “Todo ello está ocasionando -explican desde el Hospital de Alcalá de Henares- un número de bajas importante en el personal, que, en el colectivo de médicos, está rondando el 50%”. Hoy se cumplen siete días de Estado de Alerta.
El Movimiento Asambleario de Trabajadoras y Trabajadores de la Sanidad Pública Madrileña considera que (1) el derecho a la salud es un derecho de toda persona, independientemente de su raza, etnia, género, nacionalidad o clase social; (2) los servicios de salud han de tener una financiación suficiente y prioridad en la asignación de recursos; y (3) deben permanecer al margen del mercado en todos sus aspectos y fases (financiación, provisión, gestión y prestación). Este es el vídeo en el que denuncian las condiciones en las que están trabajando.
1.- El derecho a la salud es un derecho de toda persona independientemente de su raza, etnia, género, nacionalidad o clase social.
2.- La salud está determinada directamente por las condiciones sociales y medioambientales. Factores como la explotación, la opresión, la discriminación de clase y sexo, el vandalismo ecológico y la contaminación, los gastos militares y las guerras, el hambre y la pobreza, las desigualdades sociales y de género, la falta de acceso a la educación etc. repercuten directamente y de forma negativa en el estado de salud de los individuos. Una sociedad como la actual (el capitalismo) que sitúa el beneficio económico (acumulación de capital) como principio organizador de las relaciones sociales no hace sino fortalecer las condiciones sociales y medioambientales que están deteriorando la salud de la humanidad y especialmente la de los sectores sociales más desfavorecidos.
3.- Los servicios de salud y los servicios públicos en general han de tener una financiación suficiente y prioridad en la asignación de recursos (riqueza creada socialmente). Porque las personas somos más importantes que el dinero y los negocios y porque la disminución del gasto social no crea más riqueza sino más desigualdad, pobreza y sufrimiento.
Durante años se nos ha dicho que el incremento del gasto en los servicios públicos lastra el desarrollo económico y, con ello el propio futuro de dichos servicios: al desviar recursos que deberían invertirse en generar nuevos beneficios empresariales, se estaría frenando el crecimiento, el empleo y la generación de recursos para los propios sistemas de salud.
La experiencia de los últimos años, especialmente con el despliegue de la actual crisis, ha echado abajo estas afirmaciones. Los recortes del gasto destinado a la financiación de los servicios públicos han ocasionado un aumento de los beneficios económicos pero a costa de aumentar las desigualdades sociales y de debilitar los servicios públicos, haciendo que estos cada vez sean más incapaces de paliar los padecimientos sociales.
Esta situación, de paso, demuestra que el reparto de los recursos en detrimento de los servicios públicos ha sido una decisión política (de interés de clase) y no una cuestión técnica, como nos han querido hacer creer.
4.- Los servicios de salud deben permanecer al margen del mercado en todos sus aspectos y fases -financiación, provisión, gestión y prestación de servicios-, y en sus formulas y principios de funcionamiento –cooperación frente a competitividad; eficiencia y eficacia social frente a eficiencia y eficacia económica); al tiempo que han de estar participados en su conjunto y lo más ampliamente posible por los ciudadanos y trabajadores del sistema.
Por ello defendemos que la financiación sea pública, basada en impuestos directos –que no aumenten las desigualdades y que paguen los más ricos-; que la gestión y la prestación sean a cargo de la Administración y con participación social y laboral, y nos oponemos a cualquier formula de gestión o criterio o funcionamiento empresarial o a cualquier tipo de subcontratación. La privatización de cualquiera de los tramos señalados genera selección de riesgos, desigualdades en la atención y deterioro en la calidad asistencial, como consecuencia de situar la obtención de beneficios económicos como objetivo prioritario.
5.- Los sistemas de salud han de dar prioridad a las prácticas preventivas sobre las curativas. Todas las experiencias de mercantilización y privatización de los servicios de salud han demostrado ser incompatibles con este criterio, ya que las actividades curativas son más proclives al beneficio económico rápido que las políticas preventivas.
6.– La calidad asistencial requiere unas condiciones laborales adecuadas a la vez que un control social de estas. No puede haber una asistencia de calidad sobre la base de trabajadores sobreexplotados, estresados y apáticos. Al mismo tiempo unas condiciones laborales adecuadas son una de las barreras más importantes contra la mercantilización y avances hacia la privatización. Por ello una colaboración orgánica, cuyas formulas concretas pueden ser muchas, entre ciudadanos y trabajadores de la sanidad ha de ser un mecanismo imprescindible tanto para evitar los ataques privatizadores como para avanzar hacia una mejora de la sanidad. Así una de las características de este movimiento será su lucha contra el corporativismo, tanto en relación a defender privilegios o tapar errores de los que trabajamos en este sistema público, como en relación al corporativismo entre categorías.
7.- El logro de estos objetivos requiere como condición imprescindible la implicación directa tanto de usuarios como trabajadores y más en un marco donde se combina la crisis económica y la ofensiva privatizadora. La experiencia ha demostrado que cuando los servicios públicos quedan exclusivamente en manos de la Administración, se abre la puerta a la burocratización, la corrupción, el despilfarro y la privatización. La experiencia ha demostrado también que, dejar nuestros asuntos en manos de funcionarios, políticos o sindicalistas profesionales, es la vía segura para perder derechos sociales.
Para avanzar en la consecución de estos objetivos las trabajadoras y trabajadores que constituimos el MATS trabajan por:
1.- El impulso de la movilización unitaria como único medio de mejorar. Es decir, la información, las asambleas, las manifestaciones, las huelgas, los piquetes y la acción directa y para esto no dejaremos de emplazar a los sindicatos mayoritarios hasta conseguir la unidad de todos frente a la privatización. El MATS no se opone a negociar cuando los trabajadores lo plantean, lo que decimos es que nuestra estrategia es la de la Movilización frente a la estrategia de la negociación de los sindicatos mayoritarios. Tampoco creemos que exclusivamente votando a tal o cual partido evitaremos la privatización o conseguiremos una sanidad pública al servio de los habitantes de la Comunidad.
2.- La defensa de los derechos de los trabajadores/as es la tarea de los trabajadores mismos. Por eso el MATS impulsará en la sanidad todas las formas de autoorganización posibles. Autoorganizarse es que el colectivo es dueño de sus decisiones y destinos, de sus estrategias de lucha y de los pasos a dar. Concebimos la autoorganización no sólo como una forma de organización para la movilización sino como una forma de organización permanente para controlar las condiciones de trabajo y el fruto de nuestro esfuerzo es decir los objetivos, la eficiencia y la calidad de la atención sanitaria. La autoorganización, en definitiva, es el medio privilegiado por el que los trabajadores/as aprendamos a defender nuestros derechos y a dar pasos hacia una sociedad más justa.
3.- La unidad y coordinación de los trabajadores/as de la sanidad con el resto de trabajadores/as de los servicios públicos y de cualquier otro sector, así como con los usuarios. Sólo un amplio movimiento social hará que los derechos sociales y laborales se impongan a los intereses de la banca, las multinacionales y las empresas en general.
MATS quiere ser
1.- Un medio al servicio de estos objetivos y no un fin en si mismo. No queremos ser un “aparato” con vida propia, con intereses propios, con profesionales cuyas condiciones de trabajo mejoran por el hecho de convertirse en profesionales del sindicalismo, que deben obediencia no a los trabajadores/as, a los que dicen representar, sino a las cúpulas, que en muchos casos es lo mismo que a la administración.
2.- Una organización diferente de un sindicato al uso. Nos oponemos a realizar un sindicalismo de gestión o de “atención al cliente”, donde lo que importa es tener el apoyo de un conjunto de individuos agradecidos por tal o cual mejora individual, que pagan su cuota y luego votan fielmente.
Por ello los derechos sindicales que tiene el MATS, (de reunión, manifestación, información, huelga etc.) no los consideramos propiedad de la organización, ni de sus afiliados, sino que los ponemos al servicio de la lucha y la autoorganización del conjunto de los trabajadores/as. Por ello el MATS no solo apoya el nacimiento de Coordinadoras, Plataformas, etc, sino que pone todos sus recursos humanos, materiales y legales a su servicio, tal y como lo ha hecho en la huelga de contra el Área Única.
3.- Una organización de trabajadores/as que actúan y deciden colectivamente. No una organización donde decide una cúpula, generalmente subordinada a la Administración (que es quien aporta los mayores recursos para su mantenimiento); en la que un gran número de sindicalistas profesionales dividen su tiempo entre atender asuntos particulares de los afiliados y defender el colaboracionismo de sus jefes y donde la mayor parte de los afiliados no toman arte ni parte.
Una organización donde el grueso de su actividad estará basado en la implicación y la actividad de los propios miembros y no de los liberados. Los delegados sindicales serán trabajadores como los demás, que sólo harán uso de las horas sindicales cuando sea estrictamente necesario. No habrá liberados, salvo cuando de manera excepcional sea necesario que alguno de sus miembros se libere a tiempo total, lo cual será por un tiempo limitado y para ejercer unas funciones determinadas. Asimismo se buscará la rotación de los cargos sindicales y el uso de las horas sindicales será controlado por los miembros de la organización.
4.- Un colectivo de trabajadores/as de la sanidad que, lejos cualquier tentación corporativista o adaptacionista, aspiramos a la unidad y coordinación con otros colectivos de trabajadores/as del resto de sectores, incluida la sanidad privada. El MATS se considera una organización con vocación global y por ese motivo impulsaremos y apoyaremos las luchas de solidaridad de los trabajadores y buscaremos fórmulas de coordinación con colectivos de trabajadores/as y sindicales que mantengan pautas de acción y pensamiento similares a las nuestras.
5.- El MATS sea una organización de trabajadores/as que lucha desde posiciones de izquierda contra este sistema llamado capitalista. Estamos por la combinación de acción práctica y pensamiento. El MATS no es una organización “política” pero eso no quiere decir que estemos al margen de la misma (¿o es que acaso la privatización no es política?).. Aunque nuestro ámbito legal sea laboral, madrileño y de la sanidad, nuestra vocación es y será global, es decir; sin barreras geográficas y en defensa de causas legítimas como la lucha contra la explotación, la opresión de las personas, la desigualdad social, el sexismo, la destrucción de la naturaleza o la violencia política contra los pueblos. Por eso establecemos también relaciones con colectivos y movimientos sociales que luchan en estos terrenos.
Será desde esta óptica anticapitalista desde la que enfocaremos la lucha contra la ideología neoliberal y conservadora, así como la elaboración de estrategias y propuestas que difundiremos entre los trabajadores/as para su debate.