La polémica sobre lo adecuado de que en una Facultad de Veterinaria cuelguen de las paredes carteles taurinos viene de lejos. Ya en 2014 El País publicaba un artículo sobre la disconformidad de parte del alumnado y del profesorado con la elección del tema elegido para adornar la cafetería de esta facultad, que se había traducido en recogidas de miles de firmas tanto físicas dentro del recinto académico, como a través de la plataforma change.org .
Hasta ahora ninguna de las peticiones de retirada dirigidas tanto al decanato como a la concesionaria y al antiguo rectorado no han dado ningún resultado, de ahí la sorpresa general al ver sustituidos gran parte de los carteles por fotografías de animales que ya habían sido expuestas en el vestíbulo de uno de los aularios con anterioridad.
Tanto detractores como partidarios de los cambios en la decoración coinciden en atribuirlos a la visita esta semana de los inspectores de la EAEVE (The European Association of Establishments for Veterinary Education), que ha sido preparada con un necesario lavado de cara de las instalaciones (pintura, mejora de las zonas de aparcamiento y en la granja…) pendientes desde hace años.
Alumnos que están a favor de la sustitución permanente y total de la cartelería opinan que sin querer ofender a la comunidad universitaria aficionada a la tauromaquia quizás habría un mejor ambiente en la universidad si se eliminaran elementos de discordia para los usuarios de las instalaciones y que si se atendiera la demanda del alumnado de una mayor promoción de la preocupación sobre bienestar animal, que es parte del ejercicio de la profesión, sería beneficioso para mejorar la imagen de la facultad.
Por otro lado, la reacción en redes sociales de los contrarios a poner en las paredes imágenes neutrales fue casi instantánea, unos recriminando al decano una supuesta vergüenza sobre la representación de unas de las salidas laborales de la carrera de veterinaria y otros saliendo al paso y aclarando que tras hablar con el vicedecano había quedado claro que no estaba “yendo en contra de una de las salidas de nuestra carrera. No se están avergonzando de nada” y que “el resto de los carteles no se han tocado y no se van a tocar”, concluyendo con “De la misma manera que los ataques de los animalistas son desagradables, un juicio de valor infundado está fuera de lugar”.
No sabemos si el final de la visita de evaluación supondrá una vuelta a la imagen anterior de la cafetería o se aprovechará para modernizarla y actualizarla conforme a las inquietudes sobre el bienestar animal de gran parte del alumnado y de los profesionales. La decisión, tanto si es a favor de un lado como de otro, resultará fundamental para extraer conclusiones sobre si algo se mueve en veterinaria…o no.