A las lectoras y lectores que han tenido la amabilidad de leer algunos de los comentarios que he venido publicando durante los últimos meses, a cerca del devenir de la Izquierda en SanSe, agradeceros expresamente el tiempo que habéis dedicado a su lectura, Espero no lo hayáis dado por perdido, pues me he esforzado por no aburrir. Al hacer públicas estas reflexiones, he querido contribuir al debate que posiblemente se producirá en la Izquierda de SanSe. Cuando se produzca este, deben exponerse ideas y contrastar análisis con los que encontrar, entre todas y todos, el camino de la sensatez política.
Esto que publico hoy serán los últimos párrafos de esta serie de reflexiones, planteadas con la intención de ofrecer un punto de vista más sobre cuáles deben de ser las tareas futuras de la Izquierda en Sanse. Deciros a quienes habéis compartido estas lecturas, e independientemente del grado de acuerdo que mostréis con ellas, que os agradezco sinceramente la atención que les habéis prestado.
En estos últimos comentarios sobre la cuestión “que está pasando con la Izquierda en Sanse”, reflexiono sobre los caminos por lo que en el futuro debería transitar, y fruto de ello me gustaría compartir algunas apreciaciones sobre este asunto. Creo que la Izquierda Local necesita realizar sus tareas de forma colectiva, apostando por las personas que cooperan y coordinan esfuerzos, que generan vías de comunicación, espacios de encuentro para intercambiar ideas y opiniones, dando lugar estos encuentros posiblemente, a la elaboración compartida de proyectos para el progreso de SanSe. A este propósito, al de crear espacios de confluencia, se le debería prestar atención, ya que requerirá de un importante esfuerzo fomentar la cultura del diálogo, necesaria para entendernos, como practicar formas democráticas indispensables para respetarnos. Estos comportamientos se tienen que evidenciar en las asambleas, pues es el instrumento más eficaz para la participación directa de la ciudadanía.
Las Asambleas en un futuro próximo, constituirán una estructura social que permitirá la intervención popular directa sobre los asuntos públicos, mejorando las formas de gestión de las instituciones, al incrementarse la participación se consigue que se vuelvan más transparentes y honestas. Posiblemente esta forma de organización social, sea la manera más eficiente de construir una sociedad justa y democrática. El tiempo lo dirá.
Desde una visión más centrada en lo que está pasando en SanSe en la actualidad, y con la intención de evitar que paguen justos por pecadores, circunstancia esta que en ningún caso debería ser lícita, creo que se debería impedir que quienes representan a la Izquierda, incumplan los programas que han sido decididos democráticamente por sus activistas. Por eso los nuevos partidos recogían en sus cartas éticas o códigos morales, como se prefiera, la revocabilidad de sus cargos electos, para evitar el fraude, la usurpación y la instrumentalización a la que someten muchas veces a las Organizaciones Populares. Esta medida, de poderse llevar a cabo, podría impedir el desprestigio creciente de la Izquierda en SanSe, si se pudiera aplicar cuando se encuentren motivos para ello.
Concretamente en este Municipio de San Sebastián de los Reyes, hay algunos casos en los que de aplicarse esta medida de higiene democrática, estaría plenamente justificada, dado que el motivo principal para plantear un proceso revocatorio se cumpliría, cual es, la pérdida de confianza de buena parte de las electoras y electores que les eligieron, circunstancia más que probable para algunas/os de los concejales de este Ayuntamiento.
Por poner un caso que para muchas y muchos de nosotros cumpliría claramente este supuesto, sería el del edil Javier Heras de Ganemos SanSe, planteado con todo el respeto posible hacia su persona, pero también con objetividad hay que decir, que hay motivos suficientes para pensar que ha defraudado a muchos/as de sus votantes. Porque entre otras cosas ha perdido la confianza de algunos de los compañeros que no hace tanto fueron sus más cercanos colaboradores, abandonándole también el órgano coordinador de su coalición electoral, que dimitió en bloque a consecuencia de sus actuaciones poco democráticas. Tampoco goza de mucho apoyo en la Asamblea de su organización I.U, y para las gentes que habitan en otras Izquierdas del Municipio, no parece despertar grandes simpatías, ni merecerles respeto su proceder.
Este podría ser uno de esos caso, en el que promover un proceso de revocación estaría plenamente justificado, y sería un ejercicio necesario de higiene democrática que contribuiría a impedir que la institución Municipal se contamine con malas prácticas. De llevarse a cabo, se dificultaría mucho las posibilidades de usurpar las organizaciones populares y su posterior manipulación, para ponerlas al exclusivo servicio de exiguas minorías. Estos grupos de poder emplean formas que a todas luces son inadecuadas para el ejercicio del noble arte de hacer política local, mostrando comportamientos autoritarios, actitudes soberbias y maneras de proceder poco democráticas. Con ello desprestigian a la Izquierda y confunden a sus gentes, dejando tras de sí caos y desolación, luego pio-pio que yo no he sido, ventilador y mierda para todos, excepto para ellos que se ponen detrás.
La posibilidad de evitar este tipo de prácticas, más propias de los antiguos Ayuntamientos franquistas, podría conseguirse empleando los procesos revocatorios, derecho democrático del que la Ciudadanía en breve debería disponer. Sin embargo esta medida choca, entrando lamentablemente en contradicción con la ley actual, siendo en sí mismas la una de la otra antagónicas. Al establecer la ley electoral que el acta de concejal es de dominio particular, y no del colectivo por el que fueron elegidos como representantes públicos, el derecho de revocación queda sin efecto jurídico. Así, sin posibilidad de ejercitarlo como ha podido observarse recientemente en este Ayuntamiento, y aunque en algún caso concreto por ética personal, fuera posible que algún representante público aceptase su revocación, si no se consigue que esta medida se convierta en un derecho recogido por ley, no será posible democratizar plenamente las instituciones públicas.
Sin embargo este contratiempo en el desarrollo de nuestra democracia, no debería impedir el derecho legítimo que la ciudadanía tiene a participar de los asuntos públicos, como solicitar la revocación de determinados representantes, si considera que no están cumpliendo con la función para la que fueron elegidos. Aunque solo tuviera efectos morales y sirviera para constatar que mayoritariamente su gestión se desaprueba, tendría sentido promover la revocación, por entender que se dan actuaciones que se ajustan a malas prácticas políticas. No resultará fácil abrir un proceso revocatorio, dado que las organizaciones políticas, como Ganemos SanSe e Izquierda Unida, aun no tienen desarrollado en sus normas y estatutos la figura del revocatorio.
No obstante debería buscarse la forma de poder comunicar, que muchas y muchos de nosotros, no estamos de acuerdo con determinadas formas de proceder siendo representante público. Si se encontrara la manera de trasladar al conjunto de la ciudadanía los motivos por los que sería razonable pedir la revocación, podría servir también para anunciar que no se debe menospreciar la voluntad de las personas que les eligieron, pudiendo constituir esta iniciativa, una movilización en las conciencias de las Gentes de SanSe, en defensa de la ética y la honestidad en el ejercicio de la política. Deseable sería construir un Movimiento capaz de denunciar con fuerza las actitudes contrarias al desempeño democrático de la función pública, siendo a su vez una labor muy útil para combatir los procesos de corrupción institucional. Si no se toma amplia conciencia de esta necesidad, será muy difícil que las administraciones públicas puedan ponerse al servicio verdadero de los intereses de la mayoría social.
Por último plantear un deseo. Quienes en el ejercicio de la representación política en la actual legislatura, no hayan observado formas democráticas de actuación, consistentes en mostrar comportamientos honestos, transparentes, o sociables, me gustaría que no volviesen a ser concejales en la próxima corporación municipal, principalmente si es en nombre de la Izquierda. ¡Veremos!
Gracias por vuestro tiempo, y la atención que habéis dedicado a la lectura de estas reflexiones.