Es sencillo, el Consistorio de San Sebastián de los Reyes gastó en 2017 66.357,23 euros en publicidad en medios, la mayoría locales. Por ello no es de extrañar que sea difícil encontrar en dichos medios algún reproche a la labor gestora del gobierno municipal, salvo alguna tribuna de opinión pagada por los partidos de la derecha, PP y Ciudadanos. Más bien lo que se puede hallar en muchos de estos digitales no son otra cosa más que las notas de prensa del Ayuntamiento o de los partidos en el gobierno, PSOE y Ganemos Sanse. Vamos, que llevan a rajatabla aquello de no morder la mano que te da de comer.
Quien más beneficiado sale durante el pasado año es Radio Estudio, S.A., la empresa propietaria de las emisoras Cadena SER y Cadena Dial. Nada menos que 26.782,27 euros ingresaron por publicidad, es decir, más de un tercio del pastel. Le sigue a gran distancia el periódico Gente, que recibe 9.801 euros. Onda Cero Norte, la segunda emisora de la zona en cuanto a volumen de oyentes, recibe un total de 8.453,06 euros. Después se encuentran los digitales Crónica Norte y La Brújula del Norte, que reciben 6.824,40 € y 6.050 € respectivamente. La Tribuna de Sanse y Alcobendas (cuya cabecera es La Tribuna de la Moraleja) recibió 3.388 euros durante 2017, y El Mundo 1.089 euros en concepto de anuncios en su suplemento «El Cultural».
Sorprende que esa misma cantidad, 1.089 euros, vaya destinada a inserciones publicitarias en la revista Cool, una publicación centrada en moda y viajes y que nada tiene que ver con nuestra localidad. Más comedida es la aportación a la revista Algente, en cuyo último número se encargan de promocionar el nuevo negocio del «amante de los animales» José Ortega Cano. La revista de la Peña Taurina San Sebastián de los Reyes también recibe una subvención, a modo de anuncio, de 400 euros. Casi todos los medios reseñados tienen una audiencia tirando a escasa.
La estratagema de controlar a los medios a cambio de que se aseguren unos ingresos en publicidad es antigua. Cada año el gobierno de España y los de las Comunidades Autónomas reparten cientos de millones de euros en subvenciones disfrazadas de publicidad a decenas de medios, con total opacidad y bajo ninguna supervisión o control. Esta manera de funcionar se traslada a muchos ayuntamientos, el de Sanse incluido, cuyas redes mediáticas clientelares son proporcionales a la inversión en medios locales. En un partido como el PSOE, acostumbrado a la política del pelotazo, no extraña que se continúe con estas prácticas. Pero Ganemos Sanse, que enarbolaba la bandera de la nueva política, se retrata de manera cristalina apoyando estos hábitos nada transparentes. Cierto es que la Delegación de Comunicación está en manos de Narciso Romero, pero también es evidente que Ganemos Sanse es cómplice de estas políticas clientelistas por permitirlas y avalarlas.
Con ese dinero, por ejemplo, se podría completar la partida para ayudas de libros de texto. Este año 263 familias se han quedado sin ayuda cumpliendo todos los requisitos porque se agotaron los 100.000 euros destinados a ello. Con apenas 25.000 euros más se podría haber concedido la ayuda a todas esas familias que tenían derecho a ella. Pero no, Romero, y Heras, y Malvar, y quienes una y otra vez levantan su brazo cómplice para apoyar la política de amiguismo y pandereta prefieren tener a los medios controlados aunque eso signifique que 263 familias tengan que sacar el dinero de debajo de las piedras para poder pagar los libros de sus hijos e hijas.
En otros países estas ayudas están reguladas por ley, y se conceden no por afinidad u otros oscuros lazos, sino en base a la audiencia que tenga cada medio. Pero aquí preferimos seguir con la política del «nadie da algo a cambio de nada», ayudado, sin duda, por la escasa o nula ética profesional de aquellos que se aseguran sus garbanzos no en base a un trabajo bien hecho sino en función de las loas y alabanzas que destilen hacia quienes les financian.
Por cierto, si a alguien se le ocurre pensar que esto es una pataleta porque EsLoQueHay no entra en el reparto, que se olvide. No queremos una porción de una tarta que está podrida, no. Queremos seguir siendo honestos y pagando de nuestros bolsillos los gastos que nos genera el tener a nuestros vecinos y vecinas informados acerca de esos asuntos de los que otros no hablan.