A flashes, nuestra realidad discurre a flashes, a fogonazos deslumbrantes, a picos de tensión cuasi continua, de estos que aturden, unos por la sorpresa horrenda, otros por lo increíble, y entre flash y flash tinieblas, claroscuros por los que tratar de ir sorteando obstáculos, casi invisibles pero omnipresentes, para no caer.
Y caer no es ni lo importante, si el golpe no te bloquea, lo importante es poder levantarse y continuar en el intento, y encontrar razones, motivos, datos, manos, que te sostengan, y te hagan sortear el miedo a volver a caer. O de caer en tenerle miedo al miedo.
Y es que los flashes son como una falta de aire, un instante de parálisis, de vértigo, de confusión, que continúa más allá de que cese el fogonazo o el aire entre en los pulmones, pero recompuestas, normalizadas, entraría el tiempo de la reflexión, de la acomodación, o la insurgencia, si hiciera falta, del pensamiento para comprender el porqué de esa horrenda sorpresa, para articular como afrontarla, y evitar que vuelva, o para preguntarnos cómo actuar ante lo increíble, cuando lo increíble, a veces, es no actuar. Pero rápido otro flash ataca, y otra sorpresa te convulsiona, y otra te descoyunta. Y no hay reflexión que soporte tanto zarandeo.
Qué tal si le diéramos al botón del power y nos dispusiéramos, por un rato, a apagar el ruido, las luces cegadoras y nos paramos a pensar, a separar el polvo de la paja, a cual cirujanos desentrañar lo que ocurre y alejarnos de oportunismos, de carnazas, de reduccionismos, de oscuridades…
NI tú, ni tú, ni yo, ni el feminismo, ni el derecho a la igualdad, a la dignidad, tiene la culpa de nada, la culpa es de los culpables, de los colaboradores necesarios, de los que dan pábulo a machitos de medio pelo, o a monstruos de pelo entero, la culpa es de quien somete, acosa, extorsiona, viola, chantajea, la culpa está en las mentiras, en la mala educación, en la manipulación, en el negacionismo, en quien impone burkas, en quienes hacen y quieren guerras,…
“Solo sí es sí”, y punto. Y lo es para todas y para todos, sin excepciones, sin prerrogativas. Sí, Señor Feijóo, sí, cavernícolas, “solo sí es sí”, ya sabemos que os duele, os incomoda, os perturba, … pero es un axioma.
Sí, idiotas en general, el cambio climático es un hecho, que la contaminación no cesa, sino crece, como la temperatura del Mediterráneo, son hechos, y no se atreverán a decir que es una película la DANA, nuestro particular huracán, que ha asolado territorios kilométricos, y que negarlo, ocultarlo, ha causado cientos de muertos, como la guerra es solo horror, y el exterminio lo practican los genocidas.
Sí, absortos en general, el machismo acosa, intimida, viola, tortura, mata, sí, como matan las guerras, el hambre y la sed, el egoísmo, como mata la desigualdad.
Y aunque los flahes pretendan aturdirnos, de esto, ni tú, ni tú, ni yo, ni el feminismo, ni el derecho a la igualdad, a la dignidad, tienen la culpa de nada, la culpa la tienen los culpables.