Ni sombra del partido Socialista, su sede durante las fiestas de Sanse no mostró ni un solo cartel, no ya de lema alguno, reivindicación, propósito, deseo… ni tan siquiera enseñó sus siglas, síntoma evidente de su inexistencia.
La fachada de lo que fuera la casa del pueblo, hoy sede del PSOE, lució, emulando al del Cristo de los Remedios que ocupaba la fachada del Ayuntamiento, dos inmensos cartelones o pancartas que eran tan solo una enorme lista de precios, cómo puede verse en la foto. Dos grandes listas de precios, dos carteles de “Caja” y la bandera de San Sebastián de los Reyes sobre el balcón, nada más.
Eso es todo lo que el partido Socialista tiene que ofrecer a sus vecinos y visitantes durante sus fiestas, una carta, una lista de precios, y una taquilla, como un feriante o bar de mal gusto. Nadie que no supiera que ese edificio, en un lugar privilegiado de la plaza del ayuntamiento, era el local del PSOE, podría haberlo intuido.
La cara es el espejo del alma, dice un refrán español. En esta ocasión también parece acertar el dicho popular, porque la cara del PSOE en fiestas, la fachada de su sede, mostraba a las claras lo que el partido Socialista de Sanse es capaz de ofrecer: bocadillos y refrescos, cervezas, cubatas, raciones, mojitos., tabaco, vapers o lotería… y ni tan siquiera su nombre, ni siquiera sus siglas, ni su bandera. Muy al estilo Feijóo, aparecen unas pequeñas letras JSSSR (Juventudes socialistas de San Sebastián de los Reyes) como firma de la lista de precios y productos.
El principal partido del gobierno de Sanse, el partido que puso al Alcalde Narciso Romero, el PSOE, no pinta mucho, ni en el gobierno ni en su sede en Fiestas. Ni una propuesta, ni una imagen, ni un slogan, ni una posición… ¡con la que está cayendo!
Pudiera, en una despiadada cabecita, caber el pensamiento de que el PSOE de Sanse no va más allá de una marca con concejales. Con concejales y Alcalde segundones, ejerciendo de bastón y sostén a un narcisista vicealcalde.
Recuerdo otros tiempos, otras fiestas y otras casetas, en la que partidos políticos, asociaciones culturales, de mayores, de vecinos, peñas, radios libres, consejo de la juventud… convertían sus espacios en lugares de expresión donde mostrar lo que eran y proponían. Y muchos de esos espacios se vestían de colores y construían escenarios de verbena o de tablao. Y los colectivos, que son gentes, no siglas, estaban en la cocina o en la barra, en la caja, en las pancartas que eran sueños, principios o reivindicación, en el rastrillo para limpiar, en los pinceles, los farolillos, la bayeta, la urna, en la conversación, en la fiesta, en el compromiso, en el trabajo colectivo y público. La Fiesta no solo era hacer caja, pero no recuerdo lo que el PSOE hacía entonces.
Tan solo restan unos meses para que las gentes seamos nuevamente llamados a las urnas en ayuntamientos y comunidades autónomas, elegir es responsabilidad nuestra y ya vamos teniendo datos de lo que cada uno aporta. ¡Tomo nota!