Esloquehay reproduce las crónicas que nos envían el Mago Oliver y su ayudante Eva del viaje que están realizando por diferentes campamentos de refugiados en Grecia. El objetivo del viaje es llevar un poco de felicidad a miles de niños y niñas sirios, afganos e iraquíes que malviven en muchos casos en condiciones deplorables a la espera de conseguir el asilo político, además de llamar la atención sobre su situación. Desde esloquehaysanse.es queremos agradecerles a ambos su iniciativa y que nos dejen ser su altavoz. ¡Mucho ánimo!
GRECIA. 2 AGOSTO.
Segundo día en Petra.
Hoy hemos agradecido el no tener que coger la furgoneta en ningún momento y el no hacer el show de magia ( con los preparativos y demás que conlleva) para así poder vivir en primera persona todo el día a día por el que pasan los refugiados en este campo. Y nos ha servido entre otras cosas para observar que esta comunidad yazidi es un gran ejemplo para nosotros en muchos aspectos.
En todas las visitas que hemos hecho juntos y por separado a las jaimas donde viven hemos observado que lo poco que tienen lo comparten. La amabilidad con la que nos ofrecen un té o nos invitan a comer o nos quieren ceder su propia cama para pasar la noche sobrepasa a lo que estamos acostumbrados a ver habitualmente en nuestra vida diaria. Y son esos pequeños gestos, que su cultura les ha inculcado para que en todo momento nos sentamos cómodos y bienvenidos a sus casas, lo que nos ha maravillado.
En este caso sus casas son unas tiendas de campaña de tela de unos 15 metros cuadrados en la que viven 5 o 6 miembros de una misma familia. Y todo lo que hay son 3 ó 4 colchones , mantas , un par de zapatos y dos pantalones y camisetas para cada cada uno, algo de comida, un hornillo casero (los que lo tienen. los que no con una pequeñita hoguera cocinan cada día), y poco más, por no decir nada. No hemos visto apenas juguetes, ni libros, ni distracción alguna.
Os aseguramos que la mayor enfermedad que estamos observando en ellos es el aburrimiento , el no poder llenar el día con actividad alguna, y el tener las 24 horas solo para pensar y pensar les va hundiendo más si cabe. Y además, peor aún, esos pensamientos continuos son sólo para recordar el pasado, porque el presente es lo que es y el futuro literalmente no lo tienen.
Hablando con la gente joven es en especial cuando nos damos cuenta de la impotencia que sentimos al no poder apenas ayudarles. Evidentemente la magia y el cariño es una buena inyección, pero lo impotentes que nos sentimos por no poder darles ningún consejo de esos que nos gusta a nosotros dar sobre la vida , sobre las ilusiones o sobre los sueños, es en muchos momentos desalentador. Nos cuesta el no poder repartir esas recetas mágicas que solemos dar entre los jovenzuelos cuando actuamos en institutos o gastegunes.
Porque imaginaros a un chaval yazidi de 20 años que no tiene ni el mínimo recurso para poder estudiar, y con el hecho de no saber si en algún momento va a poder salir de un sitio como este, como afronta cada día sus sueños al despertarse. Porque, lamentablemente, que las ilusiones de este chico se cumplan o no, no depende de él. No está en sus manos. Aquí no vale el «si quieres puedes» , el «lucha por lo que sueñas que lo conseguirás», etc. Aquí se nos desmontan todas las teorías y filosofías que nos aplicamos cuando estamos en Bilbao y que nos han hecho cumplir nuestros proyectos, entre ellos el estar hoy aquí, por ejemplo, haciendo lo que más nos gusta: nuestro show de magia a la gente que creemos que más lo puede necesitar. Esa actitud ante la vida que nos gusta fomentar en nuestras actuaciones, en nuestras conversaciones o simplemente escribiendo este blog, a estos chicos no les vale.
Pero estos chavales con los que ayer hablábamos quizás no puedan hacer jamás lo mismo que nosotros hemos hecho. Porque para empezar no tienen permitido ni tan siquiera cruzar una frontera ya que por un lado la mayoría de ellos no tiene pasaporte (sus gobiernos se los quitaron para alistarles en sus ejércitos, para ir a la guerra, a esa guerra de la que huyen) y por otro lado
tampoco ponen de su parte tantos y tantos países que estamos en perfectas condiciones de acoger a muchísima gente y que, por miedo a que nuestro nivel de vida y bienestar se vea infinitésimamente reducido, permitimos que miles y miles de seres humanos estén ahora mismo en el año 2016 abandonados y olvidados.
Algo tan sencillo y tan necesario como poder vivir en libertad y en paz se les está negando a toda esta gente.
¿Y sabéis que ? Que ellos no son culpables de nada. De nada. Los yazidies son tan solo niños , adolescentes, jóvenes o adultos igual que cualquiera de nosotros o cualquiera de nuestros hijos. La única diferencia es que han nacido en una comunidad con una cultura, un idioma y unas tradiciones diferentes a las nuestras. Y punto. Ninguna diferencia más.
Y por ello nadie se merece que se le odie, se le torture y se le mate. Y mirad, un último ejemplo que nos ha dado hoy la gente con la que hemos hablado es que a pesar de el dolor, el sufrimiento y la tristeza que arrastran desde hace años, no hemos sentido que tengan rencor ni sed de venganza ante aquellos que les han hecho barbaridades. Imaginaos lo peor que un ser humano pueda hacer a otro, pues peor todavía. No lo escribimos aquí porque más de uno vomitaría al saber lo que han visto los ojos de todos estos niños. Repetimos : inimaginable.
Pues eso hemos sacado del día de hoy.
Aun así, no todo ha sido impotencia e incomprensión. Vuestros «queridos magos» hemos conseguido sacarles muchas sonrisas a estos niños durante el día. La falta de cariño que tienen es impresionante y cualquier baile improvisado que hemos hecho, cualquier juego, cualquier truco de magia o simplemente el hecho de escucharles y darles la mano, ha sido oro para ellos. Y estamos muy orgullosos de ello.
Solo por ver hoy esas sonrisas de tantos niños ha merecido la pena haber venido hasta aquí. Y el que nos leáis cada día y aportéis vuestros comentarios nos está dando fuerza para seguir adelante y seguir soñando que algún día este mundo será un lugar tranquilo en el que todos podamos convivir en paz.
Un beso mágico
Óliver & Eva