Magia con el corazón. Un viaje a los campos de refugiados en Grecia (II)

Esloquehay reproduce las crónicas que nos envían el Mago Oliver y su ayudante Eva del viaje que están realizando por diferentes campamentos de refugiados en Grecia. El objetivo del viaje es llevar un poco de felicidad a miles de niños y niñas sirios, afganos e iraquíes que malviven en muchos casos en condiciones deplorables a la espera de conseguir el asilo político, además de llamar la atención sobre su situación. Desde esloquehaysanse.es queremos agradecerles a ambos su iniciativa y que nos dejen ser su altavoz. ¡Mucho ánimo!

GRECIA. 31 JULIO.

El día de ayer nos ha marcado para siempre. Todo ello debido a una gran familia que hemos conocido. Esta mañana nos hemos despertado tras pasar las noche con ellos en sus propias jaimas y hemos decidido pasar el día con ellos. En un rato os contamos algo muy muy importante.

Pero para seguir la filosofía de este mini blog vamos a contarlo cronológicamente:

Ayer, después de dormir 3 ó 4 horas, tuvimos que madrugar para hacer el trayecto más largo de este viaje, pero los planes previstos se nos trastocaron desde primera hora porque una de las ruedas de la furgoneta reventó. La culpable: una piedra que se debió de meter el sábado en el camino tortuoso por donde nos llevó el GPS los últimos kilómetros antes del campo de Filippiada. Pero gracias a esto conocimos a dos griegos encantadores que dedicaron un gran tiempo a ayudarnos a cambiar la rueda y de paso se hicieron «selfies» con nosotros. Cómo no, se lo agradecimos entre otras cosas con un par de juegos de magia.

Al ver que no llegabamos ya a la hora pensada al campo de Petra, con un par de llamadas conseguimos cambiar los planes y pasar lo de Petra para hoy lunes por la tarde. Así que cambiamos de rumbo y fuimos directamente al campo de refugiados de Cheshos, cerca de Thesalonika.

Al llegar el recibimiento fue impresionante. 550 niños viven ahí, y más de la mitad vinieron inmediatamente a curiosear todos y cada uno de los pasos que daban «los magos». A la hora de montar todo lo necesario para el show tuvimos de nuevo cientos de ayudantes. Llevamos la furgoneta cargada con nuestro «mueble rojo» donde están los veladores, los dos escalones y todo el material de magia, también los nuevos paneles, una estructura de telón de fondo, dos pequeñas torres de iluminación, un generador y el equipo de música con autonomía propia (no tenemos acceso a la electricidad en todos los campos).

Al montar y hacer las pruebas del equipo de sonido se nos ha ocurrido hacerlo con la canción de Ran RobeRan, y al ver la reacción de los niños que se han puesto a bailar y saltar como locos, hemos acabado haciendo a media tarde una mini disco.
No os podéis ni imaginar la alegría de estos niños al hacer con nosotros las coreografías de la canción «Chu Chu Wa» (anoche, de madrugada, seguían tarareándola muchos de ellos). Después de sonar «Sorgina Piruliña» o hacer un tren con ellos al ritmo de «Martuteneko trena», el momento apoteósico fue cuando cogieron el volante y sonó «En el auto de papá». Sí, sí, la canción que todos conocemos desde nuestra infancia y que hemos oido cientos de veces. No se nos van a olvidar nunca sus caras al hacer el «pi pi pi» del claxon.

Al acabar esta improvisada verbena infantil llegó el esperado espectáculo de magia. Tooodo el campamento estaba ahí, a pesar de los 40 grados de insoportable calor que había (y que tienen que soportar cada día en el campo). Los pequeños problemas que tuvimos en Filippiada los supimos solventar para este pase, y el show salió como la seda. Varias miradas cómplices entre nosotros durante la actuación nos decían mutuamente que estábamos viviendo un momento inolvidable.

Al terminar, recogimos todo, repartimos un par de balones de los de Mikel San José y regalamos a los niños un montón de varitas mágicas.

Llegó lo importante… lo que os queríamos contar: desde hoy tenemos una nueva familia.

Todo empezó gracias a Tabaren, una preciosidad rubita de 5 añitos que no se despegaba de nosotros en ningún momento, y también gracias a su madre Fátima, que nos pidió que antes de irnos, aceptásemos tomar un café preparado por ella como agradecimiento al ver a sus tres hijos tan ilusionados con el espectáculo de magia.

Pero después de ese café vino un té, y agua y más té… y una cena preparada por ellos. No paraban de ofrecernos más y más de lo poco que tienen.

Y empezó la tertulia.
Fueron 3 horas (hasta las 2 y pico de la madrugada) contándonos su historia. Una historia que queremos que se conozca, para que todo el mundo sepa la situación real de estas personas.

Basel y Ahmed son hermanos entre ellos y también padres de familia. Basel está casado con una mujer y tiene tres hijos, y Ahmed está casado con dos mujeres (Fatima y otra) y tiene cuatro hijos (entre ellos Tabaren). Ellos trabajaban en Siria con una vida relativamente tranquila hasta que la guerra les estalló.

El oír a la pequeña Tabaren y su hermana mayor : «Our home Boooom» nos llegó al alma. Pudimos ver unas fotos que nos enseñó Basel de sus casas completamente destruidas. Esto les hizo abandonar Siria hace 7 meses en un viaje muy, muy peligroso y sin saber si iban a sobrevivir. Era su única alternativa a la guerra.

Hacinados en contenedores pudieron llegar a la costa. Nos es muy difícil conseguir imaginarnos a estos niños, que han compartido toda la noche hoy con nosotros, viajando en un contenedor. Después se metieron en un bote de plástico rumbo a Grecia durante 5 horas, y las circunstancias políticas de nuestra «vieja Europa» han hecho que lleven aquí 5 meses. Ahmed nos hizo de portavoz de toda la familia cuando le pedimos que diera un mensaje a todo aquel conocido nuestro que le quiera escuchar o leer.

Y éstas fueron sus palabras:

«Lo único que queremos decir es que somos seres humanos. Y lo único que deseo para mí y mi familia es vivir. Vivir de la manera más sencilla que se pueda, pero vivir.
Llevamos cinco meses aquí, tras unas primeras semanas durmiendo rodeados de lluvia y frío. Entonces no teníamos suelo en las tiendas de campaña, y había mucho agua sobre el suelo.
Mis hijos llevan cuatro años sin poder ir a la escuela.
Mi hermano y yo hemos perdido nuestro trabajo, nuestras casas, nuestras pertenencias… nuestra vida.»

Los recuerdos le llenaban los ojos de lágrimas. Fue muy duro escuchar a una persona tan buena pedir ayuda y paz para su familia. Se palpaba su emoción y sus recuerdos en su mirada al contarnos la historia familiar. Somos conscientes de que a cualquiera de nosotros nos podría haber pasado si no fuera por la suerte que tenemos de haber nacido en la época y en el lugar donde nos ha tocado.

Después de oír aquellas palabras de Ahmed decidimos aceptar la invitación de Fátima de dormir en sus jaimas. Queríamos vivir como ellos por un día. Comer lo que ellos comen, dormir como ellos duermen, utilizar sus baños… incluso hablar con ellos sobre el respeto hacia otras religiones y etnias. Os aseguramos que es muy difícil transcribiros la mitad de la mitad de lo que estamos sintiendo y aprendiendo desde anoche.

Os mandamos un saludo y un mensaje de agradecimiento a todos vosotros por leernos, y os pedimos que nos ayudéis a concienciar de una vez a las personas de que hay un gran grupo de inocentes seres humanos a quienes no se les está permitiendo vivir de una manera mínimamente digna. La conclusión más general que podemos sacar es que el respeto es lo más importante en la convivencia del ser humano en este mundo, y todos podemos empezar a aplicarlo en mayor o menor medida en nuestras vidas, para educar a los de nuestro alrededor en la libertad de opinión y el respeto hacia ideas diferentes.

Un beso mágico

Óliver & Eva