Los más desconfiados, sospechaban una solución así.
Los más incautos se agarraron a los principios.
Los limpios a las reglas de la democracia.
Los generosos a la espera.
Pero llegaron los generales, y mandaron parar. La soberanía de la Asamblea de Izquierda Unida Sanse no tiene validez, han dicho.
Y lo triste no es lo acontecido, sino si tristes serán sus consecuencias. Y no pueden ni deben serlo, porque lo sucedido es ignominioso, y por tanto debe levantar rabia y rebeldía, y respuesta y propuesta, actitud, coherencia, solidaridad, justicia, intervención y entendimiento, racionalidad, honestidad, principios y finales, futuro y vida, y sentido.
Pretenderán que no haya responsables de aniquilar la soberanía, sino declarar culpables a los desposeídos, y cargar a sus espaldas la toma de posiciones del fascismo, ese monstruo que se aproxima cuando los «dinamitadores de primaveras» instalan la frustración y la desconfianza en la política y en sus organizaciones. Y eso genera terror.
Y frente al terror, en múltiples ocasiones, en este país y en las últimas décadas, se ha sostenido la necesidad de reforzar la democracia, ¡pues efectivamente, de eso se trata!.
Frente a la vulneración de derechos, la mentira o la imposición, más democracia. La Asamblea decide y es soberana, lo fue para definir un marco de confluencia política, e intentarlo, para decidir embarcarse en un proyecto político, para definir un programa y un plan de acción municipal, para aceptar un proceso de elección de candidatos por primarias abiertas,… Y ahora sigue siendo soberana para decidir que no se puede continuar formando parte de un gobierno autodinamitado, que no respeta los mínimos programáticos y democráticos exigibles a un gobierno de la izquierda, y que lejos de aglutinar y hacer crecer el bloque organizado de la izquierda política y social, rompe puentes.
Se rompen principios y compromisos firmados. En ese Gobierno, la Asamblea de Izquierda Unida Sanse no quiere continuar. Y es soberana. Soberana y ajustada a los principios por los que forma parte de esta organización.
Es tiempo de valientes, porque son tiempos de cólera, y no de cobardes que contribuyen a diseminar y generalizar la pandemia. Valientes para defender la coherencia, fuertes para resistir las presiones de intereses no declarables, conscientes para buscar una vida y una muerte digna, y más aun para legar lo que no es nuestro, a quienes son nuestros hijos.
Absténganse los osados de intentar disuadir a la soberanía, porque perderán su tiempo, y es que como dice Bumbury: «las evidencias no se pueden ocultar».
lo que ha pasado con la asamblea de IU estaba anunciado, no es un tema de desconfianza, sino de realismo. Los partidos tienen sus mecanismos para matar la democracia cuando el modus vivendi de los que tienen autoridad corre peligro. Quien no previera lo que iba a ocurrir no creo que fuese más generoso o limpio, sino más ingenuo.
En esta españa del robo institucionalizado la nueva IU sigue pareciéndose demasiado a la de siempre, ya sufrimos a Contador en el gobierno municipal, el señor Heras y el señor Sánchez le están haciendo bueno … Muy lamentable.
Dices verdad, no es desconfianza. Es una burla y una utilización inaceptable de Concejalía conseguida desde el inicio con el medio engaño de Ganemos Podemos. Pero desde allí hasta ahora el engaño y la burla ha sido continua. La compañera del bombero cree estar por encima de Izquierda Unida, de la Ley y de la verguenza.
Pena de un Alcalde sin valor ni valía. Pena de un Concejal que es responsable por omisión y consentirlo y pena de un grupo de locos interesados en su revanchismo, y pena de un Ayuntamiento que no se merece ese juego de incapaces y chupopteros.