Juantxo López de Uralde, coportavoz de Equo y diputado en el Congreso por Unidos Podemos, vino este lunes a Sanse para hablar de cambio climático y empleo verde en un coloquio organizado por Equo AlcoSanse, donde dejó claro, entre otras cosas, que hacer políticas valientes en materia de Medio Ambiente en España es muy difícil. Es Lo Que Hay estuvo allí y tuvo la oportunidad de charlar con él sobre diversos temas, desde los toros al urbanismo. Esto fue lo que Juantxo, muy amablemente, nos contó:
Es Lo Que Hay: La clase política, ¿es consciente de los riesgos que entraña el cambio climático?
Juantxo López de Uralde: A mi no me gusta hablar de la clase política como tal, porque haciendo política hay gente que está muy concienciada con el problema del cambio climático y yo diría que hay una mayoría que no está concienciada o que no es consciente de la gravedad del problema. Pero yo creo que, más que la generalización, lo que podemos afirmar es que en la política española el cambio climático no tiene el peso que desde mi punto de vista debería tener.
¿Y la sociedad?
En solo un año hemos sufrido una sucesión de olas de calor, temperaturas extremas, sequía extrema, incendios forestales devastadores en momentos, como el mes de octubre en Galicia, que no son correspondientes. Posteriormente lluvias torrenciales, temperaturas bajas de récord… la sucesión de eventos meteorológicos extremos ha sido tan evidente en el último año que yo creo que por primera vez la sociedad española en su conjunto está verdaderamente concienciada con el cambio climático. Yo creo que sí, que ahora mismo la sociedad está preocupada por lo que está pasando sobre todo porque ha visto las orejas al lobo. Un país como el nuestro, en una región mediterránea, una región que es frontera entre la Europa más húmeda y el África más desértica, es muy vulnerable al cambio climático y eso la gente empieza a ser consciente.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos más allá de votar cada 4 años a personas que tengan como prioridad el cuidado del planeta?
Yo creo que el cambio climático necesita de una acción colectiva, es decir, no creo que podamos hacerle frente de forma individual. A veces se insiste mucho en la individualidad, y yo creo que realmente requiere de una lucha colectiva porque las grandes soluciones pasan por transformaciones en el modelo: en el modelo energético, en el modelo de transporte, en definitiva en la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno.
Evidentemente cada uno podemos hacer cosas, eso es así, pero creo que colectivamente somos mucho más eficaces. Y en ese sentido, yo cuando me hacen esta pregunta suelo invitar a la gente a agruparse de forma colectiva, bien en organizaciones ecologistas o en partidos, colectivos que luchen para transformar el modelo. Lo dijo muy bien Naomi Klein ”el cambio climático no se soluciona cambiando las bombillas sino cambiando el modelo económico”.
Vemos como el estío se extiende más allá del verano con los riesgos que conlleva, sobre todo a nivel de incendios en regiones que históricamente no han tenido esos problemas. ¿Por qué desde el Estado y las CC.AA. no se aplican las políticas necesarias para combatirlos (y no solamente hablamos de extinción)?
Porque realmente hay mucho intereses para que las cosas no cambien. Hay unas inercias y hay sectores que tienen grandes intereses. Si hablamos de energía, estamos hablando de los combustibles fósiles, el petróleo, el carbón, que no quieren que la cosa cambie porque al fin y al cabo es su negocio. En el caso de los incendios forestales yo creo que el problema que está ocurriendo es que cada vez están más desestacionalizados, cada vez el cambio climático hacen que un gran incendio pueda ocurrir ya prácticamente en cualquier época del año, y eso evidentemente nos hace más vulnerables. Además hay otros factores, como el hecho de que se ha producido una urbanización del monte en muchos sitios que efectivamente incrementa esa vulnerabilidad.
El modelo de urbanismo actual en nuestros pueblos y ciudades sigue dos líneas principales: los chalés unifamiliares adosados y las urbanizaciones cerradas. ¿Está este modelo en línea con las tesis neoliberales orientadas a destruir el asociacionismo e impedir en la medida de lo posible el contacto entre las personas?
Sí, sin duda. Es un modelo muy anglosajón que disgrega más a la gente. Digamos que va más orientado a la individualización frente a la trabajo colectivo. Además energéticamente es mucho más intensivo en necesidad de energía, la dependencia del coche es prácticamente total y al final lo que sabemos a día de hoy es que un urbanismo así es un urbanismo mucho más destructivo del medio ambiente.
Asistimos desde hace décadas a un éxodo inexorable desde el mundo rural a las ciudades. Sin embargo actualmente en las ciudades la calidad del empleo es muy precaria, algo acentuado con las últimas reformas laborales ¿Consideras que ahora es la oportunidad de apostar por el empleo verde como la principal herramienta para evitar el abandono rural y fijar a la población más joven en nuestros pueblos?
Sin lugar a dudas. Sin duda el cambio de modelo tiene una ventaja y es que cada uno de los sectores (de empleo verde) es mucho más intensivo en la generación de empleo. Las energías renovables crean mucho más empleo por Kw producido que la energía nuclear. La agricultura ecológica crea mucho más empleo que la convencional. El transporte colectivo también genera más empleo, y así sucesivamente. Realmente hay una realidad en cuanto al empleo que está directamente vinculada a ese cambio de modelo.
El modelo actual nos lleva cada vez a una mayor destrucción de empleo, porque la mecanización es mayor. Avanzando hacia un modelo verde el empleo que se crea es mucho mayor. Pienso que en España la situación de una parte del mundo rural, lo que se llama la España vacía, al mismo tiempo es una oportunidad. Pero es una oportunidad si se cambia de modelo. El problema es que ahora mismo por ejemplo se está impulsando un modelo de ganadería intensiva que no ayuda a la repoblación del medio rural, sino al contrario. Lo que hace es intensificar todavía más, destruir aún más las pequeñas explotaciones que todavía existen. De alguna manera va en sentido contrario a lo que pretendemos.
Desde colectivos animalistas quieren llamar la atención sobre el exterminio de animales amparándose en que son especies invasoras. ¿Cuál es la postura de Equo al respecto?
Las especies invasoras son realmente problemáticas. La UE se gasta cada año 12.000 millones de euros en tratar de combatir con poco éxito las especies invasoras. Estamos hablando de especies como la avispa asiática que destruye las colmenas de abejas. Estamos hablando de especies como el avispón del castaño, que está teniendo un impacto muy grave sobre los castañares. Estamos hablando del mejillón cebra, de especies que tienen la capacidad de colonizar el medio y destruirlo, porque se adaptan a él. En ese sentido es mucho mayor la destrucción que generan que lo que puede suponer su eliminación, y eso hay que tenerlo en cuenta. Es decir, este debate hay que analizarlo en su profundidad y hay que ver lo que supone el impacto de las especies invasoras. Yo creo que hay que hacer una gestión cuidadosa pero al mismo tiempo contundente. Las especies invasoras, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, son la segunda causa de destrucción de la diversidad, después del cambio climático. Estamos hablando de un problema muy serio, un problema que puede afectar a nuestra supervivencia y la de muchas otras especies, y en ese sentido yo creo que hay que actuar con firmeza.
¿La gestión de colonias felinas, según Equo, cómo tiene que ser? ¿Municipal o a través de asociaciones?
Los municipios tienen que implicarse en la gestión de estas cuestiones, no pueden mirar para otro lado. Yo creo que en cuanto a las colonias felinas hay estrategias bastante interesantes puestas en marcha en muchos municipios y creo que es posible gestionarlas adecuadamente y me parece necesario que los ayuntamientos se impliquen en ello. No creo que sea excluyente del trabajo de las asociaciones, estas tienen muchas dificultades de financiación y estoy seguro que darían la bienvenida a un apoyo público a su gestión.
Las candidaturas de unidad popular en las que participáis, ¿deben ceder en el tema de la tauromaquia para alcanzar otros acuerdos, o debe ser una línea roja?
Yo creo que la línea que nosotros tenemos con el tema de la tauromaquia es la adecuada, que es la línea de cortar cualquier tipo de financiación pública a los toros. Creo que esa es la línea porque la tauromaquia tiene un proceso descendente, cada vez hay menos gente que le interesa. Desde mi punto de vista habría que ir a una estrategia en este sentido, que es lo que estamos haciendo en las instituciones en las que estamos, de ir cortando las vías de financiación y apoyo público, que son muy diversas. Van desde las subvenciones que se dan a las escuelas taurinas a la cesión de espacios públicos como las plazas, etc. Todo eso hay que ir recortándolo porque por sí misma la tauromaquia no puede sostenerse económicamente. Yo creo que es el camino adecuado.
En los últimos tiempos se habla del hidrógeno como una alternativa de energía limpia. ¿Cómo se define Equo con respecto al hidrógeno como fuente de energía?
Nosotros somos muy claro en el sentido de ir hacia un modelo energético basado en las energías renovables, y hacia eso vamos. El hidrógeno es solamente un vector, el problema es cómo se obtiene ese hidrógeno, debe obtenerse de energías renovables. Nuestro modelo energético va al 100% orientado hacia las energías renovables.
Se acerca un año cargado de citas electorales: europeas, municipales y autonómicas. ¿Cuál es el horizonte electoral de Equo?
Evidentemente en Equo las decisiones tienen que venir avaladas por el colectivo, finalmente tendrán que ser ratificadas por la militancia, pero mi punto de vista es que nuestro espacio está en las confluencias, está en los partidos del cambio. Creo que hemos tenido una capacidad a través de nuestra presencia en ellas de influir en las políticas que se están haciendo, tanto allí donde gobernamos como puede ser la ciudad de Madrid, como donde estamos en la oposición. Yo creo que el camino correcto es la suma porque me parece que por primera vez casi desde la transición democrática hay una fuerza de cambio verdaderamente fuerte y capaz de generar ese cambio. Y que además no está cediendo, y lo estamos demostrando en nuestro día a día de hacer política, a las presiones como hasta ahora había ocurrido con el partido socialista.