«La sangre que al mar Mediterráneo llega, salvajemente arrebatada por dictadores y dementes a victimas inocentes, hombres, mujeres, niños en busca de pan,vida y paz.»
Pueblos, sus gentes, obligados en la mayoría de los casos a realizar una terrible travesía por el desierto, donde muchos fallecen y los que consiguen llegar a las costas, se ven obligados a cruzar el Mediterráneo en condiciones infrahumanas. En balsas que se rompen en menos de lo dura el trayecto, falleciendo ahogados miles de ellos.
Las estructuras de la Unión Europea no acaban de dar una respuesta acertada, justa, y sobre todo, humana, a la realidad que nos muestran estos seres humanos. Sería conveniente recordar a Europa a la hora de analizar el origen de las causas de la emigración de los pueblos africanos, el colonialismo al que sometió a África en los siglos XVIII, XIX y gran parte del XX, pero sobre todo a las independencias y los gobiernos autóctonos que impusieron en ellas.
Ahí está el origen del neocolonialismo y de la corrupción que ha dado lugar al hecho tan extendido en África del «enriquecimiento sin desarrollo».
Tras las independencias, las antiguas potencias coloniales, encontraron un nuevo acomodo mucho más productivo y de menor costo, una situación en la que la explotación de recursos naturales, con la complicidad de los gobiernos corruptos, era y es la dinámica general y enriquecedora de unas oligarquías que han dado lugar a unas élites cada vez más ricas, que fuerzan a que el resto de la población sea cada vez más pobre.
El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el G8, están obligando a los gobiernos africanos a comulgar con las privatizaciones. Estas privatizaciones llegan a África en forma de Inversión Extranjera Directa. La enorme riqueza de África no está en manos del pueblo africano, sino en las de sus élites más poderosas y de las compañías transnacionales. Porque el nacionalismo les resultaba demasiado caro y las multinacionales sostienen las dictaduras.
La única ayuda útil que necesita África, es que se generen las condiciones mínimas para vivir allí, creando oportunidades para que las personas más vulnerables puedan salir adelante y consigan mejoras sostenibles en su desarrollo. Todo lo demás son parches sin incidencia real en sus gentes.
Como dijo Gandhi con respecto a la India colonial inglesa…..»LA POBREZA ES LA PEOR FORMA DE VIOLENCIA».