Espía, homosexual, socialista y masón, esas fueron las acusaciones que llevaron a la detención y posterior fusilamiento de Federico García Lorca en 1936. Frente a la pasividad de las autoridades españolas, la justicia argentina acepta investigar esta causa.
Hoy 19 de agosto se cumplen 80 años del fusilamiento de uno de los más importantes e internacionales poetas y dramaturgos españoles, en días de terrible represión en la Granada de 1936 por parte del bando fascista.
80 años después aun no se dispone de sus restos, ni se sabe con exactitud el lugar que ocupó su cadáver. Ni familia ni Estado han colaborado en el esclarecimiento de tan ignominiosos hechos, su asesinato.
Federico García Lorca fue un republicano confeso, encabezó junto a otros 300 personalidades e intelectuales un manifiesto a favor del Frente Popular publicado en el periódico Mundo Obrero el 15 de febrero de 1936. Su preocupación por la divulgación cultural y el conocimiento del nivel de analfabetismo del pueblo español, le llevó a dar más importancia a la palabra hablada, recitales, teatro, conferencias, que a la edición de sus propias obras, de reconocida calidad hoy como ayer.
Ha tenido que ser una jueza argentina, María Servini de Cubría, quién se declare competente y acepte investigar este crimen a petición de la denuncia presentada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).