Ese sería nuestro titular para la reseña de la novillada benéfica que se celebró el 1 de abril en San Sebastián de los Reyes. La acepción taurina, de un torero matando en la misma tarde a 6 toros no nos parece tan ajustada a la realidad como el uso habitual de la palabra que es: situación, preparada de antemano, en que se coloca a alguien para obligarle a que haga algo contra su voluntad, o también, trampa o emboscada. Dado que el novillero estaba en el ajo, está claro que los emboscados fueron los novillos.
Se ha publicado que el poder de convocatoria del evento, (no olvidemos que promocionado como benéfico a favor del Comedor Social de la Hermandad del Santísimo Cristo de los Remedios, lo que suponemos es un estímulo para la asistencia) fue según las fuentes de entre más de un tercio de entrada a media entrada. Si el aforo de la plaza son 5700 personas eso son entre 2000 y 2850 espectadores, no es mucho, sobre todo teniendo en cuenta que el festejo ha sido promocionado en todos los medio taurinos y afines. Otra cosa es que en ninguno de estos medios hay fotos o vídeos en que se vean tantos asistentes y si además periodistas como Antonio Lorca reconocen cosas como “¿Somos periodistas y, por tanto, nos dejamos la piel en la búsqueda de la verdad, o somos, acaso, publicistas del sistema, agradadores de toreros, ganaderos y empresarios y besamanos de todos ellos? ¿Acaso alguien cree que la fiesta de los toros sería la misma si el periodista antepusiera su sentido crítico y la búsqueda de la verdad al desmedido interés por ser amigo de los taurinos?” nos sentimos escépticos incluso ante un número tan modesto.
Resumiendo, la gesta fue matar unos animales de poco más de tres años, el mayor los había cumplido en noviembre, que son definidos como flojito de remos el segundo, un sexto que por su mansedumbre “no dio ninguna ocasión al novillero, que con buen criterio se lo quitó simplemente de encima” y en general “inválidos, flojos y con pocas opciones que manseaban en el caballo y también en banderillas. Por no decir que ninguno de los astados fueron bien picados ” y “novillos bien presentados para una plaza de tercera como es la de San Sebastián de los Reyes.” Ni echándole mucha imaginación se entiende que fuera un combate contra seis fieras bravas y asesinas, sobre todo al ver el tamaño de las reses en las numerosas fotos colgadas en la red, ni se ve el supuesto respeto y amor al toro en una expresión como “quitárselo de encima”
Capítulo aparte merece la foto en la que aparece “la menuda afición de Sanse” a la que se le da la oportunidad de ver como un rumiante tiene un “pequeño derrame bucal” tras la estocada. Una gran experiencia didáctica y artística en la que se aprende que cuando a alguien le perforan un pulmón o el estómago sangra por la boca y el protocolo a seguir es quedarse mirando y aplaudir. Y que si un descabello no sale bien, pues otro, perseverancia (los toros no sufren, dicen).
Alguien dirá que era por una buena causa. Nosotros decimos que no todo vale. No es lo mismo que alguien hambriento se lleve algo del supermercado sin pagarlo que el que torture a la cajera, hasta la desesperación tiene sus límites.
Primero está el hecho de que la Hermandad del Cristo recibió este verano 8000 euros de subvención que gastó en que desfilara por segundo año la Legión en las fiestas de Sanse en vez de en comida o en el alquiler del local o cualquiera de los gastos del Comedor Social, cuya labor nos parece muy necesaria, ya que no sabemos de otro lugar en el que se ofrezca un plato caliente a la gente que lo necesite. El fin es digno de elogio, los medios no.
Lo segundo está en que si los beneficios fueron pobres después de descontar todos los gastos de la novillada, como hace suponer la escasa asistencia (no se ve ninguna foto con los tendidos llenos, incluso hay algunas que parecen recortadas para que no se vean los grandes huecos) ¿qué sentido tenía, aparte de colaborar con una maniobra publicitaria para promoción de un novillero local? Si alguien no entiende a que nos referimos, lo hacemos a casos como el de la corrida benéfica a beneficio de ASPRONA, en Albacete, en la que de los 150.000 euros recaudados llegaron menos de 4.000 llegaron a la asociación. Porque en la presentación de la novillada se dijo, claramente, que se donarían los beneficios, no la recaudación, es muy distinto.
Si una vez saldadas cuentas el dinero destinado a la gente necesitada se reduce a una cantidad simbólica ¿no sería más efectivo que los 18 patrocinadores hubieran donado el dinero directamente en vez de apoyar económicamente el evento esperando una improbable rentabilidad para el comedor?. Lo mismo decimos sobre el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes que figura como colaborador en los carteles. Considerando el hecho, conocido por todos, de que la plaza de toros de esta localidad es privada, la forma de colaboración no ha podido ser la cesión del espacio.El mismo esfuerzo, cualquiera que haya sido, empleado en colaborar con el festejo hubiera sido más eficiente y más prudente invirtiéndolo en una ayuda directa, sobre todo considerando la experiencia que tiene en la celebración de corridas y conociendo la alta probabilidad de que resulten deficitarias.
Concluyendo, ni dinero para mantener la labor social (volvemos a repetir que muy loable y digna de colaboración hasta que se mezcla con sangre) ni promoción para “uno de los suyos” ya que en las reseñas aunque haya elogios, si lees entre líneas, no sale muy bien parado. Lo único que realmente pasó es que unos pequeños, mansos y “flojos” novillos que probablemente iban a ir a matadero por ser “desechos” de la ganadería (sentimos fastidiar la idea idílica que se tiene de la vida de un toro de lidia) se les dio un final aún peor.