El empedrado camino a la igualdad en tiempos de guerra

Golpe a golpe, verso a verso, recorremos el empedrado camino a la igualdad en tiempos de guerra, como el amor sobrevive en tiempos de cólera.

El Planeta llora, las gentes sufren, y las mujeres y las niñas más. Cada 10 minutos una de ellas es asesinada a manos de un hombre de su familia en el mundo. Un mundo en el que 736 millones de mujeres –casi una de cada tres– han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, un mundo en el que 370 millones de niñas y mujeres, 1 de cada 8, son violadas o agredidas sexualmente. En la Unión Europea, el 55% de las mujeres han experimentado acoso sexual en, al menos, una ocasión desde que cumplieron los 15 años. 14 denuncias por violación se presentan en España cada día.

Violencia, pobreza, ciberacoso, zarandeos en mareas de desplazados climáticos que en un 80% son ellas, mutilación genital, brechas, y más brechas.

¡Correr, cuántas ganas de correr!, y tendríamos que hacerlo 17 veces más rápido de lo que lo hacemos para erradicar el matrimonio infantil en 2030, y al paso que íbamos, antes de la llegada de los bárbaros, aún estaríamos a 300 años de la conquista de la plena igualdad de derechos y oportunidades, de dejar de estrellarnos en techos de cristal, en guerras, de bombas y de géneros,… eso dicen las estadísticas y la ONU.

Pero pararse no sabe, es indómito el impulso, y unas veces soterrado y otras sin parapeto alguno, la tarea siempre inacabada de la Igualdad permanece, y las mujeres al frente, ancestrales, históricas, biológicas, filosóficas, creativas,… resistieron y resisten.

Mujeres que en un tiempo delirante combaten sin violencia a los horrores, al asedio, a la injusticia. Paso a paso, vómito a vómito, con crónica o verso,  el rostro de la pobreza y el sometimiento se resiste a esta condena patriarcal que quisieran eterna.

Mujeres afganas, gazatíes, somalíes, ucranianas, rusas, yemeníes, congoleñas, europeas, las de la Cañada Real, las sanitarias, autobuseras, peluqueras, kellys, ingenieras, periodistas o panaderas, las madres y las que no lo son, sostienen la llama encendida de la esperanza y de la lucha. En un mundo cargado de heridas sortean los profundos surcos de la discriminación misógina, y tienden puentes sobre las brechas del rencor.

Cuerpo a cuerpo, ser a ser, pensamiento a pensamiento un movimiento. Abrazando en la diversidad al Incluyente, para transformar el menosprecio y la discriminación en equidad, en justicia para todas. Carrera histórica, de fondo y liberadora la del feminismo.

La vida en igualdad como principio, y como fin, ¡esto no tiene rival!

Simone de Beauvoir definió el feminismo como “una manera de vivir individualmente y una manera de luchar colectivamente”. Y nos advirtió:

“No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.

Viva el 8 de Marzo. Viva el Día Internacional de la Mujer. Viva la lucha feminista.

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