Sí, mucha mierda, mucha decepción, “mucha traición”, sí traición de valores, principios, cartas éticas, compromisos para cumplir los programas. Cuánta mierda.
Cuánta mierda, y que poca democracia, cuántos listos, y cuánto trepa, y que poca transparencia. Qué poca moralidad hay que tener, para hablar en nombre de la ciudadanía secuestrando la participación. Qué chulos.
Qué engreídos, qué autoritarios, qué estrellas de la representación popular, qué burócratas de nuevo cuño, qué forma tan clara de despreciar a quienes no les bailan el agua. Cuánta mierda a nuestro alrededor.
Qué poca honestidad, qué verbo tan vacío, qué vacío tan interesado, qué ocultismo tan provechoso, qué beneficios tan privados. Qué seres estos, que en nombre de la decencia atracan principios, y prostituyen valores, venden las ideas a la primera de cambio.
Qué personajes para una novela de terror político, sálvese quien pueda, pero por favor, no más indecencia en la política, no más representantes incontrolados, no más MIERDA.
Alfonso
Conciso, claro, contundente. No más mierda, no la queremos, tal vez la merezcamos por nuestra pasividad, pero ¡no la queremos! La política ha de ser de entre todas las disciplinas humanas la más limpia, la más noble, la más generosa. Ya basta de usurpación, ya basta de robo, ya basta de vaciarnos las entrañas.