Esta es la puta realidad en Madrid, en el Madrid de la pandemia. Colas y aglomeraciones para ir a misa y ver al Cristo de Medinaceli, hoy mismo, esta mañana, esta tarde, a estas horas, y el Delegado del Gobierno prohibiendo los actos del 8 de Marzo.
Los prohíbe, de manera preventiva, con agravio comparativo, y con todos sus poderes, que son más de un par. Prohíbe, prohíbe, prohíbe…. Manifestaciones del 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, emblema de la lucha feminista, de la lucha por la igualdad.
No se es tan categórico, desde ninguna instancia del Estado, para prohibir desalojos en tiempos de pandemia, entre otros muchos derechos fundamentales vulnerados, vetados, prohibidos para muchas personas, para impedir la vergonzosa imagen de un país del primer mundo con colas del hambre o pobreza energética, o pobreza de todos los tipos, con la mitad de los jóvenes en paro, y otra mitad no valorada o desaprovechada,
No he dicho ni pio, ni lo diré, cuando negacionistas, reaccionarios, fascistas, racistas, machistas, explotadores… han salido a manifestarse, expresarse, o ir a misa, aun en tiempo de pandemia. Si que digo “pio” cuando ese mismo derecho fundamental de las mujeres y de todos aquellos que quieran acompañarlas en el 8 de marzo, se prohíbe en esta democracia plena.
¿Qué es lo que pasa? A veces creo vivir en un tiempo paranoico, osado, mentiroso, delictivo, inmoral,…
A veces no creo, sé, que vivo en una sociedad paranoica, inmoral. Pero las Mujeres ahí estarán.