Kostís Palamás (en griego Κωστής Παλαμάς; 13 de enero de 1859 – 27 de febrero de 1943) fue un poeta y dramaturgo griego, autor de la letra del himno Olímpico.
Nació en Patras y estudió en la Universidad de Atenas, de la que fue más tarde secretario. Con su poesía ensanchó las posibilidades de la lengua hablada o demótico, postergada hasta entonces.
Biografía
Palamás nació en Patras en 1859. Tras perder a su padre y a su madre a la edad de siete años, pasó el resto de su infancia junto a su tío Dimitris en Mesolongi. Comenzó a escribir poemas a los nueve años. En 1875 partió a Atenas para estudiar Derecho, pero pronto abandonó sus estudios para dedicarse a la literatura. Tras casarse con María Valvi, en 1897 fue nombrado secretario de la Universidad de Atenas, cargo que mantuvo hasta su jubilación en 1928. Murió en Atenas en febrero de 1943.
Trayectoria poética
En su primer libro, Las canciones de mi patria, celebra la belleza de las canciones tradicionales griegas y el valor estético de la lengua popular. Su Himno a Atenea, compuesto en decapentasílabos, supone una celebración del paganismo como base de la civilización griega y expresión del culto a la naturaleza y a luz que ama el poeta. Los ojos de mi alma toma su título de un verso de Dionisos Solomós y supone un giro hacia el intimismo y la poética simbolista. La tumba es una elegía por la muerte de uno de sus hijos y un lamento por la situación del país.
El dodecálogo del gitano se han comparado con La leyenda de los siglos de Victor Hugo: se trata de una epopeya cuyo protagonista colectivo es el pueblo gitano, de destino incierto. Tras la muerte de todas las religiones, los dioses resucitan gracias al poder creador de la música.
El caramillo del rey evoca la grandeza de Bizancio, que renueva la civilización clásica y sirve de base al helenismo moderno.
Una amargura
Mis primeros años inolvidables viví
junto a la playa,
en ese el mar somero y manso,
ancho y grande.
Y cada vez que ante mí
recién florida la vida
se presenta,
suspiras, mi corazón, por el mismo deseo:
¡Ojalá volviera a vivir allí!
Mi suerte es una sola, mi gracia es esta,
no he conocido otra:
Un mar en mis adentros como un lago grande
dulcemente extendido.
¡Y ahí está!, el sueño me trajo
tan cerca otra vez
ese mar somero y manso,
ancho y grande.
Mas a mí, ¡ay!, una amargura me amargaba,
una amargura grande,
¡y tú no endulzaste
aquella primera pena, mi playa apacible!
Qué tempestad se alzaba en mi interior
y qué vendaval,
que no arrullaste y no amainaste,
mi playa apacible.
Una amargura taciturna, una amargura inexplicable,
una amargura grande,
la amargura que indeleble se halla en el paraíso
de nuestros primeros años junto a la playa.
Kostís Palamás