Los ecologistas tenemos algo muy positivo que nos diferencia de las demás opciones políticas. Nosotros queremos cambiar el sistema realmente. Tenemos claro que este sistema productivista vino bien en los siglos XIX y XX para acabar con las hambrunas, para acabar con la miseria y la sociedad estamental, pero se ha revelado incapaz de dar respuesta a las necesidades actuales. Este sistema no sirve para distribuir la riqueza entre la población, ni para acabar con el hambre y el sufrimiento en el mundo, y en el camino está acabando con la vida en la tierra, nos lleva al suicidio colectivo. Cada vez se concentra el poder en menos manos y se destruye el tejido industrial en todas las sociedades. Cada vez las multinacionales tienen más capacidad de control y quieren incluso someter a los estados como sujetos de derecho que no puedan legislar en contra de ellas.
El modelo de sociedad basado en la acumulación de capital a toda costa está caduco, necesitamos otros valores, necesitamos cambiar el modo de producción y las relaciones de producción, basándonos en el cambio de modelo energético y en la producción de alimentos en zonas cercanas a su consumo para evitar la emisión de gases y el consumo de energía para su transporte. Hay que localizar la economía, romper con la globalización de las multinacionales, y potenciar la pequeña y mediana empresa orientándola hacia formas cooperativas de producción, tenemos que sustituir competitividad por cooperación, hay que enterrar a Adam Smith y al neoliberalismo en el fondo del cajón de la historia, y eso solo lo puede hacer una ideología como la nuestra, que ofrece una respuesta totalizadora que se adapta al medio ambiente que permite la sobrevivencia de la especie humana y que busca su bienestar no basado en un crecimiento infinito en un espacio finito, sino en un equilibrio con la naturaleza y en la sociedad de los hombres.
No sé en que momento, Los verdes nos hemos olvidado de la carga de futuro que tienen nuestras ideas, tal vez la fascinación del paisaje inmediato nos ha subyugado pensando que teniendo cargos en las administraciones valdría para cambiar las cosas. Ya está bien de perseguir espejismos. Prefiero mil veces una organización fuerte, en red y bien comunicada que unos cuantos diputados metidos en las instituciones y siguiendo el juego de los políticos tradicionales. Incluso ahora me parece contraproducente toda la lucha febril por conseguir unas míseras migajas en las instituciones, pienso que habría que pegar un cambio de rumbo y pasearnos a cuerpo y ser como dijo el poeta como el agua turbia y fresca que se atropella en sus comienzos.
Creo que tenemos que diferenciarnos de la vieja política, no nos sirve, no queremos ser gestores del erario público, del viejo sistema, queremos transformarlo todo, descentralizar el poder, acercarlo al pueblo.
Pienso que el municipalismo es una vía que nos acerca a nuestros objetivos, y que nos puede permitir otra forma de hacer política, ese creo que es el camino más coherente.
Compañeros, no se trata de cambiar las personas solamente, sustituyendo a las personas no conseguiremos nada si no cambiamos la orientación del partido. Necesitamos una renovación ideológica, no solo organizativa, necesitamos diferenciarnos de las viejas políticas y gritarlo a los cuatro vientos, que los ciudadanos vean que tenemos una carga de futuro que va más allá de unas siglas y de un logo.
Los jóvenes lo están pidiendo a gritos en las calles, solo tenemos que oírles y darles una respuesta, esperemos saber hacerlo.
Isidro López Neira, abogado y militante de eQuo
No me queda más que felicitar al autor del artículo, cuando un análisis está así de bien expresado,no hay porque añadirle, ni enmendarle nada.
Suscribo. Enhorabuena por el análisis
Bonito discurso que se contradice totalmente cuando estás apoyando una candidatura corrupta liderada por tres sinvergüenzas para las municipales de sanse.
En fin, equo ya es otro partido más del sistema que se abona a lo de siempre, una lástima.