El sentimiento de clase obrera no es, contrariamente a lo que algunos y algunas piensan, un ítem más de una lista que debe cumplir (o aparentar cumplir) cualquier político de los que se dicen de izquierdas. El sentimiento de clase obrera se demuestra con hechos, no con palabras. El que tenga dos dedos de frente ya se habrá dado cuenta que a las élites del PSOE ya se les cayeron la S de socialistas y la O de obrero hace mucho tiempo, prácticamente el mismo que llevan sus dirigentes tendiendo puentes a los consejos de administración de esas empresas que siguen aumentando sus beneficios a costa, muchas veces, de machacar a sus trabajadores y trabajadoras. La precariedad laboral en España va alcanzando cotas cada vez más altas mes a mes, y no es una cuestión de empresas en apuros. Los gestores han visto cómo, amparados en un escenario de crisis e incertidumbre, pueden exprimir aún más a sus asalariados para engordar más y más sus cuentas en paraísos fiscales. La clase política se ha encargado de servir en bandeja de plata el marco legal necesario para ello, sin que se les caiga la cara de vergüenza.
Tampoco parece causarle ningún rubor al señor Javier Heras el hecho de contar, una vez más, con la marca Coca-Cola como principal patrocinador de la XXIV Edición del Cross de San Sebastián de los Reyes. El todopoderoso concejal de Deportes, Contratación, Recursos Humanos, etcétera, etcétera, además es miembro de la ejecutiva regional de Izquierda Unida. Una organización que, también, se dice de clase (obrera), pero cuyas actitudes, por lo menos en lo que respecta a Sanse, se alejan cada día más de ese epíteto. Hace pocos meses que IU nombró una gestora para hacerse cargo de una Asamblea que tomaba sus decisiones de manera soberana. Pero como una de esas resoluciones exigía que el señor Heras renunciase a sus funciones por incumplimiento del gobierno municipal del pacto antitransfugismo del que IU es firmante, el portavoz de Ganemos Sanse urdió un auténtico golpe de estado en su Asamblea local con la complicidad de Mauricio Valiente y el resto de la ejecutiva de la Comunidad de Madrid. El resultado es una agrupación local de la que se han ido, o han echado (según se mire), a más de la mitad de sus afiliados, dejando el camino despejado a una nueva coordinadora local presidida, qué casualidad, por Javier Heras.
A principios del pasado mes de julio Heras pedía perdón públicamente por contar con Coca-Cola como patrocinador en la Fiesta del Deporte. No era un hecho aislado, pues en la edición del año anterior, así como en los últimos Cross celebrados, la marca roja había estado presente en todos los soportes de los actos organizados por la Concejalía de Deportes que él dirige. En aquella ocasión el concejal lamentaba «la inclusión del logo de una empresa que no respeta los derechos de las trabajadoras y los trabajadores en el cartel de la fiesta del deporte de Sanse«. «Ha sido un error y tomaré medidas para que no vuelva a ocurrir en el futuro«, añadía.
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Los buenos propósitos parecen habérsele olvidado pronto, si bien en esta ocasión ha actuado de manera más sibilina. En todos los carteles que anunciaban la XXIV Edición del Cross de San Sebastián de los Reyes no aparecía el logo de la marca en cuestión, evitando de esta manera una polémica previa al acto en cuestión. Pero todos aquellos que el pasado domingo por la mañana acudieron a las cercacías del polideportivo Dehesa Boyal pudieron comprobar como Coca-Cola se había convertido, de la noche a la mañana, en el patrocinador principal del mismo. El arco de salida estaba patrocinado por Aquarius, la bebida isotónica de Coca-Cola. Las vallas laterales que delimitaban parte del trazado se teñían del rojo de la marca, cuyo logo también aparecía en la línea de meta y en el podium. Es lo que se llama política de hechos consumados, situándose una vez mas en el plano antagónico a la transparencia que tanto pregonaban.
De nada sirve que en su caseta de las fiestas no sirvan bebidas de esta marca, o que traigan a uno de los trabajadores de la fábrica desmantelada en Fuenlabrada para una charla a la que apenas acudieron 15 vecinos si a la hora de la verdad inundan un acto deportivo que congrega a miles de ciudadanos con los colores de una empresa con múltiples condenas por la vulneración de los derechos de sus trabajadores y trabajadoras. No es un error puntual, señor Heras, es el reflejo del desprecio por la clase obrera que impera en su grupo municipal, del que, por cierto, despidieron hace poco a una trabajadora sin motivo ni explicación. Muy de izquierdas…
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