«El año 2017 llegó a su fin. Me gustaría realizar una breve reflexión en base a algunos acontecimientos y sucesos relevantes que han ocurrido este año, que son de plena actualidad, y que nos ofrecen un plano de los nuevos retos inmediatos que tenemos por delante este nuevo año, tanto a nivel general como local». Así arranca el texto que nos ha enviado nuestro amigo Iván Flores, que repasa, exhaustivo, las claves de un año que llega cargado de horizontes. [Imagen: Horizon Sail, de Ash Hussein].
La madrileña Matilde de Castro fue la primera mujer asesinada por violencia machista en el año 2017. Recientemente, el pasado domingo 31 de diciembre, conocimos la noticia de la aparición del cadáver de Diana Quer, desaparecida desde agosto de 2016, y que según ha confesado el mismo autor de los hechos, la intentó violar y después la asesinó. Entre estas dos fechas, a lo largo del año se han ido sucediendo los asesinatos de decenas de mujeres en España, de vidas que han arrebatado, vidas que han destrozado -las de sus familias- y que son la expresión más brutal de un virus que contamina nuestra sociedad de forma estructural, desde sus cimientos, que se manifiesta de múltiples maneras en la realidad cotidiana de las mujeres y del que debemos asumir una responsabilidad, individual y colectiva, en afrontarlo y erradicarlo.
El pasado viernes 29 de diciembre recibimos la noticia de que fue hallado muerto en su celda de la cárcel de Archidona (Málaga) el argelino Bouderbala Mohammed. Este hombre de 36 años de edad fue llevado a lo que eufemísticamente han denominado Centro de Internamiento de Extranjeros por orden del juzgado de Lorca (Murcia) como paso previo a su expulsión. Estas prisiones para migrantes, cuyo delito es el de huir de la guerra y la miseria en sus lugares de origen para intentar encontrar un medio de vida mejor, son objeto de denuncia de forma reiterada por parte de organizaciones de derechos humanos, con numerosos testimonios y pruebas que constatan los malos tratos, humillaciones y agresiones que tienen lugar en su interior. Bien merece hacerse un reconocimiento a la labor de denuncia social que realizan las distintas plataformas ciudadanas contra los CIES que se han ido organizando por todo el Estado.
También volvió a ser protagonista este año un problema de extrema gravedad como es el cambio climático. Este fenómeno provocado por el hombre y su modo de vida actual, que tiene como base un ciego y enfermizo antropocentrismo, esta dejando de ser un ridículo objeto de debate acerca de su existencia para mostrarse como una realidad cotidiana. En España, la falta de lluvias y el aumento de las temperaturas, esta suponiendo mayor presión sobre los denominados “recursos hídricos”, pérdida de la biodiversidad y también menor producción agrícola. En cuanto a la magnitud del problema en relación al daño ocasionado a otras especies, quedo perfectamente plasmado en las duras imágenes que la organización medioambiental Sea Legacy pudo filmar donde se muestra a un oso polar famélico en las Baffen Islands (Canadá) como consecuencia del deshielo en el Ártico. Asumir el impacto del problema y afrontarlo pasa por cambiar nuestros hábitos de vida cotidianos, rompiendo con esa dañina concepción del hombre como centro del universo, desligándole del entorno natural y del resto de especies con las que comparte la Tierra.
Centrándonos en las cuestiones políticas -pese a que todo asunto social debe ser considerado a su vez político-, el 2017 se cierra dejándonos un panorama complejo.
Tras las elecciones del 21 de diciembre en Cataluña, con una clara victoria de los sectores soberanistas y la situación en prisión de Jordi Sánchez, Jordi Cuixart, Oriol Junqueras y Joaquim Forn, permaneciendo Puigdemont en Bruselas con la amenaza de ir a prisión, y la aplicación del artículo 155 aún vigente, se deja en evidencia los límites antidemocráticos de la Constitución del 78, y el autoritarismo de un Gobierno que se niega a dialogar y se muestra déspota e implacable contra el derecho a decidir por cauces democráticos que una mayoría social exige.
Una Monarquía directamente heredera del franquismo, con un Borbón impuesto como jefe del Estado al que ningún ciudadano ha elegido, que se aferra a una Constitución que va a cumplir 40 años para conservar el poder, y que fue aplicada en un contexto de nula normalidad política y social, con el ruido de sables como amenaza latente y una Transición que no fue modelo de nada ni el engaño idílico que nos pretenden hacer creer.
Por otra parte, se puede apreciar el fracaso político de aquellas fuerzas electorales que emergieron a principios de 2014 despertando una oleada de ilusión social, y cuyo eslogan de “asalto a las instituciones” y maquinaria electoral en forma de círculos donde la gente iba a poder decidir se ha convertido en poco más que una escena tragicómica, con motivaciones en algunos casos concretos que distan mucho de defender los intereses de las clases populares, y que, salvo algunas honrosas excepciones, están reproduciendo viejas formas de hacer política que inicialmente pretendían, o eso decían, combatir. Y es que la indefinición política por puro interés electoral no siempre ofrece el resultado esperado.
No me olvido del ámbito local de nuestros municipios, y el clima tóxico más propio de un vertedero político que parece impregnarlo. Evitaré dar detalles, ya que cualquier persona interesada en asuntos políticos locales puede hacer balance de los acontecimientos que se están viviendo en los últimos años en nuestros consistorios, y del que animo a colegas politólogos de otros lugares a que dediquen un tiempo a estudiarlo, analizarlo y darlo a conocer, no por apasionante sino por esperpéntico.
Me limitaré a aprovechar las últimas líneas para pedir apoyo vecinal al trabajo que viene realizando la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública Zona Norte, exigiendo que se construya el tan necesario Centro de Atención Primaria del barrio de Dehesa Vieja en San Sebastián de los Reyes. La sanidad pública es un servicio fundamental del que hacemos uso todos los vecinos/as, permanentemente atacado con recortes económicos y faltas de inversión del que cualquiera, con tan solo solicitar cita para una consulta médica y ver los problemas de saturación que padecen, puede tener constancia.
Con respecto a la actividad de la tauromaquia en San Sebastián de los Reyes y el interés en convertirla en emblema del maltrato animal, el colectivo Sanse antitaurino viene cumpliendo con su cita anual para canalizar el rechazo social de los vecinos a esta barbarie para los animales y el derroche de dinero público que supone para que unos pocos del sector puedan salir beneficiados gracias a sus excelentes relaciones con el equipo de Gobierno. Este año, afortunadamente, también contaremos con la reciente aparición de la peña Ferdinand, que pretende ofrecer una alternativa lúdica, cultural y social ética con los animales.
También reconocer el buen trabajo llevado a cabo por la Plataforma vecinal Salvemos Valdelatas, que contando con el apoyo de vecinos de ambos municipios y otros colectivos sociales de la zona de encomiable labor como la PAH, iniciaron una campaña para detener el “pelotazo urbanístico” que pretendían llevar a cabo algunos desde los despachos del Ayuntamiento de Alcobendas, y que se saldó con una victoria que con total seguridad volverán a pretender arrebatar.
Siendo consciente de que me dejo en el tintero muchos problemas, acontecimientos y también numerosos colectivos sociales por nombrar, ruego me disculpen ante la necesidad de tener que ceñirme al espacio. Demos pie a que este 2018 sea un año abierto a las posibilidades de cambio social, actuando con inteligencia y determinación política, y dando lugar a que aquellos compañeros/as con identidades políticas comunes nos podamos encontrar en el camino. Feliz año 2018 a -casi- todos/as.
Iván Flores