La doctora despedida se encargaba del turno de fin de semana hasta hace un año, en que pidió una excedencia. Antes de irse colgó una carta en el tablón de anuncios en la que denunciaba la falta de medios para atender a los ancianos residentes. A su vuelta no le han dejado acceder a la residencia, enterándose posteriormente que había sido despedida. Albertia, la empresa que resultó adjudicataria de la gestión en marzo de 2015, se ha visto envuelta en numerosas polémicas desde que sustituyó a la anterior concesionaria. La Comunidad de Madrid, propietaria de la residencia, valoró la oferta económica por encima de otros parámetros para la adjudicación.
«Ninguno de ustedes (ni yo) traería a algún familiar y mucho menos a nuestros padres a una institución como ésta«, indicaba la médico en el escrito que colgó a la vista de residentes, familiares y trabajadores poco antes de iniciar su excedencia. Aseguraba sentir vergüenza ajena cuando los ancianos o sus familias le comentaban las situaciones que se vivían día a día en la residencia. «Desde mi puesto no puedo resolver la quejas incontables de usuarios y familiares respecto de asuntos fundamentales como son la alimentación y la falta de personal para atenderles con la calidad que se merecen«, indicaba. Los propios trabajadores del centro denunciaron el pasado año que la empresa había reducido el número de auxiliares, además de recortar en la alimentación de los residentes o en pañales. La empresa ha comunicado a la doctora mediante burofax el despido, indicando que se tramita como improcedente y que ya ha indemnizado a la profesional. Desde el Comité de Empresa se señala que es una medida represiva ante las manifestaciones de la facultativa. Señalan que no es la primera vez que sucede y que quien denuncia los recortes de Albertia en la residencia de Moscatelares, va a la calle.
El verano pasado los familiares de una residente presentaron una denuncia ante la policía por la ausencia de médico en el centro y por la situación médica de su familiar, que sufrió deshidratación y el suministro excesivo de un medicamento, Alprozolan, que disminuye la excitación cerebral. Otros allegados nos indicaban que “debido a la escasez de personal, algunos de los residentes han de comer por si solos, pese a sus incapacidades físicas y psíquicas. Aunque esto signifique que más de la mitad de la comida se les caiga en la mesa o en los baberos, y la comida totalmente fría cuando acaban”, además de denunciar que en ocasiones había una única auxiliar a cargo de más de 20 personas, algunas de las cuales debían permanecer horas con sus necesidades encima por la imposibilidad de dejar solos al resto para cambiarles.
Durante el mes de febrero de 2016 un anciano sufrió graves quemaduras tras sufrir una caída en el baño de su habitación. El residente había sido levantado a las 6 de la mañana por el turno de noche, algo completamente irregular pero que era debido a que el turno de mañana no tenía tiempo para atender a todos los ancianos por los recortes de personal. El afectado cayó junto a un radiador y, debido a su incapacidad para moverse, permaneció junto a la fuente de calor hasta que a las 12 de la mañana el personal se dio cuenta de su situación. Ni siquiera se habían percatado de su ausencia durante el desayuno. El resultado fueron quemaduras de segundo grado en la cabeza del anciano. No obstante, las familias siempre han querido dejar constancia de que la residencia cuenta con excelentes profesionales que se ven sobrepasados por el volumen de trabajo, supliendo en múltiples ocasiones la falta de recursos humanos con grandes dosis de “humanidad”.
Ante estos sucesos el Consejero de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, Carlos Izquierdo, indicaba el verano pasado que la empresa cumple con el pliego de condiciones y, hasta la fecha, este medio no tiene constancia de que se hayan producido sanciones por estos hechos. Por su parte la Dirección del centro afirmaba que “no hay ningún problema” de falta de personal, y que “se cumplen incluso se superan” los ratios acordados por el contrato. La concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, Jussara Malvar, que se personó, según propias declaraciones, hasta en tres ocasiones en las dependencias del centro, afirmó que se cumple el pliego de condiciones por parte de la empresa Albertia.