Esta noche me acuesto con lágrimas en los ojos…
Lágrimas de dolor por el sufrimiento y la muerte de miles de personas que pierden la vida en los 10 kilómetros de mar que separan Turquía de la isla de Lebos en Grecia. Personas que han perdido todo en una guerra (como todas) absurda y que, desesperadas, pierden lo último que les queda, la vida. Niños y niñas que podían ser los míos o los tuyos, ahogados en circunstancias perfectamente evitables.
Lágrimas de rabia por la actitud de la vieja Europa, cuna de las libertades y los derechos sociales, que levanta muros y alambradas, que pone todas las zancadillas posibles a quienes escapan de la sinrazón. No sólo no cumple la Unión Europea con su deber moral de auxiliar en el mar a quienes se hacinan en inestables y peligrosas barcas. Tampoco cumple con sus obligaciones con los afortunados que consiguen llegar a tierra. Sólo para conseguir un papel que acredite su llegada, deben pasar tres, cuatro días a la intemperie en una fila, con niños, con enfermos, con mayores, sin absolutamente ningún abrigo, sin servicios básicos, mientras la «gran» Unión destina 3.000 millones de euros a Turquía a cambio de frenar su llegada.
Lágrimas de emoción y agradecimiento a todos los voluntarios y voluntarias que ponen en peligro sus vidas todos los días para tratar de salvarles la vida. Personas como los de la ONG Proactiva Open Arms, que no sólo se dejan la piel, sino que sufren por cada persona que se deja la existencia en este viaje irracional. Organización que puede desarrollar su actividad no gracias a ningún organismo público, sino a miles de personas anónimas que reconocen (reconocemos) su labor. El pueblo salvando al pueblo. Vosotros y vosotras sois los auténticos héroes.
Lágrimas también las mías, al leer estas palabras que me devuelven la congoja y la angustia que lleva pensar en el dolor, el desamparo, el frío, el hambre, el miedo,… cual si fuera mío, nuestro, de mis hijos o los tuyos. Gracias a estas letras y a lo que las inspira, gracias aunque tal vez esta noche no duerma a pata suelta. Y ¡Bravo por la expresión, por la expresión libre!.