Quiero realizar una petición que considero muy importante, antes de continuar dando mis opiniones o puntos de vista en EsLoQueHay, actividad que vengo desarrollando desde que esta publicación apareciera en la red, hace ya algunos meses. Único medio a través del cual me puedo expresar de forma pública y con libertad, dada la escasez de publicaciones y la dificultad para que en los que existen, la gente corriente tenga la oportunidad de expresarse. Esta petición que realizo públicamente, consiste en solicitar de la sociedad civil el máximo respeto hacia una de las proclamas más importantes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Libertad de Expresión.
En virtud de dicha declaración universal nos asiste, a todas y todos, el legítimo derecho a opinar con libertad y sin miedo sobre asuntos, personas o actitudes, sobre las que mantenemos puntos de vista que deseamos compartir y declarar de forma pública. Igualmente deseo manifestar que las opiniones que sostendré en mis textos, se referirán exclusivamente al ámbito de actuaciones y comportamientos públicos y sociales, realizando mis comentarios con el máximo respeto hacia las personas, sus creencias y motivaciones. Sin embargo ello no debe impedir que pueda ejercer el derecho a la crítica, la discrepancia o el desacuerdo con medidas, comportamientos o decisiones que se producen en el ámbito de lo público.
Hago estas aclaraciones, porque en los últimos tiempos vengo observando una creciente hostilidad hacia la libertad de expresión, por parte de personas y grupos que ostentan el poder en sus múltiples expresiones. En algunos casos, determinadas personas en el ámbito local han intentado intimidarnos, refugiándose en el anonimato que permiten las redes sociales, escondiéndose detrás de perfiles falsos para emitir mensajes que procedían, según pudimos averiguar, de algún terminal de la red de ordenadores del ayuntamiento, desde los que se dedicaban a proferir insultos, ofensas o injurias, contra quienes solo pretendían esclarecer la verdad de cuanto acontecía.
En un intento por dar una visión crítica de las cosas que suceden a nuestro alrededor, y sobre las que se ejerce el ocultismo informativo, las mujeres y hombres que escriben en EsLoQueHay han tenido que soportar todo tipo de descalificaciones, como acusaciones de ser prensa amarilla, o el nuevo periódico de fuerza nueva, entre otras.
Igualmente se han venido sucediendo declaraciones, rumores y advertencias, que amenazaban con interponer denuncias contra los redactores de noticias publicadas en este medio. Noticias que trataban de informar objetivamente, de acontecimientos relevantes para el municipio, y que posteriormente todo el mundo ha podido comprobar su veracidad.
Apelar a la ley de protección de datos, para impedir que se conozca la autoría de determinadas actuaciones, o para dificultar la comunicación social y entorpecer la labor de los medios de comunicación e información, constituidos al margen del poder de forma autónoma e independientes, viene siendo una práctica habitual de dichos poderes y de las personas que los ostentan.
Así mismo, reducir las comparecencias públicas y las convocatorias abiertas de asambleas ciudadanas, la negativa a hacer declaraciones o aceptar entrevistas sobre asuntos de incumbencia popular, el escaso fomento de la participación de la vecindad, la opaca transparencia, y el olvido sistemático en el cumplimiento de las cartas o declaraciones éticas, que las formaciones políticas realizaron durante las campañas electorales, se ha convertido en el modo actual de hacer política de quienes ostentan el poder. Y lo que aun es peor, pareciera la forma habitual de comportamiento y manera de relacionarse de la nueva corporación con la ciudadanía.
Se trata, obviamente desde mi punto de vista, de una característica general, sin embargo mis observaciones se centran en lo que me es más próximo, y sobre lo que tengo mayores posibilidades de participar y hacerme oír, aunque este interés, que seguro comparto con mucha más gente, se está convirtiendo en un camino tortuoso, no exento de trabas, descalificaciones mal intencionadas, e insultos que afectan la integridad personal.
Insisto pues en reclamar la colaboración de la sociedad civil, para que protejamos entre todas y todos la libertad de expresión, como el bien más preciado de una democracia avanzada, pues sin ella su ejercicio sería puramente demagógico, y constituye así mismo una vulneración flagrante de los derechos constitucionales de la ciudadanía.
Alfonso