Tú, suspiro del cielo
vas a ver como el tiempo
cubre las antiguas memorias
del pueblo donde te conocí,
aquel y no otro,
donde las batallas sumergieron
tu rostro en la cal.
Mi alma está sedienta
de la serenidad y pido
la entrega de tu hoguera
y ofrecerte mis labios
para que puedan correr las palabras
que tú, no pudiste nombrar.
Me has quemado entre recuerdos,
entre estas 4 paredes,
en el suspiro que todavía, nadie,
puede nombrar por miedo
sufrimiento y desesperanza.
Óscar Rodrigáñez Flores