Lo que escribe NICK SRNICEK (Profesor de Economía Digital del Departamento de Humanidades Digitales del King´s College de Londres) en su libro “CAPITALISMO DE PLATAFORMAS” (2018) es un serio toque de atención a lo que está sucediendo y que no parece que entre los Estados que componen la OCDE, haya alguno que esté dando la voz de alarma sobre lo que ya las grandes corporaciones han puesto en marcha.
Nick Srnicek señala que las actuales empresas como Amazon, Google, Apple, Uber, Microsof, AirBnb, etc, están generando un nuevo proceso de acumulación a partir de la deslocalización del trabajo y de los trabajadores, perfeccionando así la explotación laboral y la maximización de ganancias. Actualmente se pueden contratar empleados sin que tengan contacto directo con el dueño, gerente o representante de la empresa contratante y, de la misma forma, pueden ser despedidos por ésta, sólo inhabilitando el uso de la aplicación con la que trabajan. Se acelera un proceso de precarización que conlleva la ruptura del tejido social, político y cultural de la población, retrocediendo décadas de derechos de los trabajadores, conquistados el siglo pasado.
En éste sentido, Srnicek, describe puntualmente cuáles son los tipos de Plataformas y sus márgenes de acción.
El primer tipo es el de las Plataformas Publicitarias (como Google o Facebook) que extraen información de los usuarios, llevan a cabo un trabajo de análisis y luego usan los productos de ese proceso para vender espacio publicitario.
El segundo tipo es el de las Plataformas de la Nube, (como Amazon Web Services, AWS, o Salesforce), que son propietarios del Hardware y Software de negocios que dependen de lo digital y que los rentan de acuerdo a sus necesidades.
El tercer tipo es el de las Plataformas Industriales, (como General Electric, (GE) o Siemens), que producen el Hadware y el Software que se necesita para transformar la manufactura tradicional en procesos conectados a Internet que bajan los costos de producción y transforman bienes en servicios.
El cuarto tipo es el de las Plataformas de productos (como Rolls Royce o Spotfy) que generan ganancias mediante el uso de otras Plataformas para transformar un bien tradicional en un servicio y cobrar por ellos un alquiler o una tasa de suscripción.
Por último, el quinto es el de las Plataformas Austeras (como Uber o AirBnb) que intentan reducir un mínimo sus activos de los que son propietarios y obtener ganancias mediante la mayor reducción de costes posible. De esta forma, los gigantes del Capitalismo de Plataforma tratan de controlar la industria de los datos, la tecnología más prometedora de los próximos años. Hace falta una inteligencia artificial con base ética, respaldada por una regulación estatal democrática que anteponga el interés común al beneficio económico privado.
Esta nueva Revolución, puede ser la más transcendental, en cuanto no se dirija hacia el interés común, y continúen en el proceso de acumulación de poder y riqueza, las grandes masas de seres humanos, desposeídos de toda propiedad material y esperanza de vida digna, no les quedará otra salida que unirse y revelarse contra los que poseen la propiedad privada del planeta.
Ha dicho Nadia Calviño, (Vicepresidenta primera del gobierno y Ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital) que ella es partidaria de un enfoque con visión humanista en el desarrollo de las nuevas tecnologías para la organización que reúne a las naciones más ricas del planeta, como es la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Esta organización nació oficialmente el 30 de Septiembre de 1961, estableciendo su sede en París. En la actualidad hay 38 países. Los países fundadores fueron, entre otros; Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia etc, etc, y entre sus principios se centran fundamentalmente en las siguientes tareas;
1.- Ayudar a mejorar la regulación y el gobierno más eficaz en todos los niveles políticos, sociales, económicos y de los negocios. Para ello los gobiernos necesitan reestructurar la confianza de sus mercados, en las instituciones y en las empresas que las hagan funcionar y progresar. También deben sanear y restablecer sus finanzas públicas como base para el futuro de un desarrollo económico sostenible.
2.- Paralelamente, hay que buscar nuevos métodos que fomenten y apoyen nuevas fuentes de crecimiento a través de la innovación y de la tecnología, de las estrategias sostenibles con el medio ambiente como el “crecimiento verde” y teniendo en cuenta el desarrollo de las economías de los países emergentes.
3.- Finalmente, y para sostener la innovación y el crecimiento es necesario asegurarse que la población pueda desarrollar habilidades para trabajar productiva y satisfactoriamente en los empleos del mañana. (Consiguiendo así, que el proceso de acumulación de riqueza se vea aumentado exponencialmente, porque puede verse que para el bienestar de los trabajadores nada se contempla.)
En ninguno de los países que forman la OCDE, desde su fundación, se ha planteado una mirada hacia la clase trabajadora con el fin de hacerla copartícipe, en un grado aceptable, de una mayor eficacia en la redistribución de la riqueza, siendo los trabajadores, con sus habilidades optimas, uno de los medios más importantes para su creación. Hemos visto en el apartado 3, que lo que sí les preocupa es que las y los trabajadores estén bien preparados para que los beneficios no decaigan para los explotadores.
La OCDE sigue siendo el viejo formato de la explotación capitalista. Con la Revolución de la IA (Inteligencia Artificial) el capitalismo da un paso cualitativo y cuantitativo en la formación del Capitalismo de Plataformas. Para todo país democrático y progresista, esta nueva formulación para la acumulación de riqueza, ha de crear la legislación pertinente para poder regular el desenfreno del egoísmo de poder y riqueza con el que nos está amenazando a todo el planeta antes de que sea demasiado tarde.
Para la libertad económica que defiende el capitalismo, la propiedad privada de los medios de producción es la base de su filosofía política, incluidos los de propiedad pública.
El poder de la Soberanía popular, que se define en la Constitución, es la pobreza.
La libertad económica, que defiende el capital, las derechas, es la propiedad privada del poder y la riqueza.
Alfonso Romero