La mayoría de los centros educativos de San Sebastián de los Reyes fueron construidos y/o reformados entre los últimos años de la década de los 60 y el año 2000, precisamente la etapa durante la cual el empleo de amianto en la construcción ha sido más frecuente. Este material (cuya marca más conocida ha sido Uralita) está prohibido desde el año 2002 y, desde 2006, su retirada está regulada por la administración, habida cuenta de los riesgos que entraña su descomposición para la salud de las personas. Izquierda Independiente lleva meses reclamando información sobre la uralita que hay en los colegios del pueblo y en el próximo pleno del Ayuntamiento va a solicitar en el pleno un «plan urgente de retirada del amianto» de los centros educativos de SanSe.
La Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras de Madrid estima que cerca del 80% del parque madrileño de edificios destinados a tareas educativas podría encontrarse afectado por la presencia de amianto, un material que se deteriora con el paso del tiempo y que es muy peligroso para la salud (las fibras que se desprenden de las uralitas se introducen en los pulmones y pueden acabar ocasionando cáncer de pulmón o mesotelioma, cáncer de pleura). Hace solo unas semanas, el mismísimo Tribunal Supremo resolvía que Uralita debe indemnizar no solo a los familiares de los trabajadores que enfermaron y fallecieron tras trabajar durante años en una de sus fábricas, situada en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), sino también a los vecinos que vivían cerca de la misma y que también se vieron afectados por la contaminación de las emanaciones de amianto.
En la sentencia, el alto tribunal establece que Corporación Industrial de Materiales de Construcción SA –antes denominada Uralita– debe compensar económicamente a 39 vecinos afectados por los daños causados por la actividad industrial que la empresa desarrolló en ese municipio entre 1907 y 1997 (la compañía fabricaba allí materiales para la construcción a base de amianto). El Supremo considera que la utilización del amianto en los procesos industriales, y especialmente la inhalación del polvo que se desprendía en la fabricación de productos derivados, conformaba un indiscutible riesgo para la salud perfectamente conocido cuando menos en la década de los años cuarenta del siglo pasado.
Josep Tarrés, neumólogo y, durante muchos años, miembro de la comisión interdisciplinaria que ha estudiado los efectos del amianto en las poblaciones de Cerdanyola del Vallès y Ripollet: «no tendrá justificación que, dentro de 50 años, sigan muriendo de cáncer de pulmón o mesotelioma adultos que hoy son niños, por exposiciones al amianto que pudieron haberse evitado. La contaminación por amianto es un grave problema de salud pública, que debe empezar a tener solución, es cuestión de prioridad en la agenda política y presupuestaria”
Izquierda Independiente ha presentado una moción, que se debatirá el próximo jueves, 20 de mayo, en el pleno del Ayuntamiento, en la que solicita «un plan urgente de retirada del amianto en los
colegios públicos».
Juan Torres, portavoz de Izquierda Independiente: «solicitamos el listado de instalaciones que contenían amianto; el gobierno municipal (Perdiguero) nos contestó que tenían un estudio y listado realizado y que estábamos creando una falsa alarma social. Pedimos que se nos entregara el informe y vimos que era mentira: lo que solicitaron fue un presupuesto para realizar el estudio y como costaba dinero al final no lo hicieron. Y consideramos que ya es hora de que el ayuntamiento se ponga en serio a solucionar este tema. El amianto es un material muy peligroso que se utilizó en la construcción hasta 2002, y la mayoría de colegios de Sanse tienen este material»
Según Diez dudas sobre el amianto, documento elaborado por la Federación de Enseñanza del sindicato Comisiones Obreras, las fibras de amianto, que se encuentran por ejemplo en las chapas onduladas de cubiertas de cemento o fibrocemento conocidas como uralita, son tan pequeñas que pueden separarse con facilidad, y ser inhaladas al respirar, llegando a los alveolos pulmonares. Estas fibras tienen acción inflamatoria, fibrótica y carcinogénica; y pueden acabar produciendo alteraciones pleurales o pericárdicas y otras más graves, como la asbestosis (un tipo de fibrosis pulmonar), cáncer de pulmón, de laringe y mesotelioma o cáncer pleural.
Se da la curiosa circunstancia de que, hace solo unos meses, el mismo Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes invirtió cerca de 300.000 euros en la demolición de varios edificios ubicados en el Parque de la Marina. Uno de los motivos que esgrimió entonces el equipo de gobierno (PSOE-Ciudadanos) fue precisamente que «la presencia de fibras de amianto supone un riesgo para la salud». [En la imagen, vehículo de una de las empresas que participaron en las tareas de retirada de este peligroso material].