Tras el paso de la borrasca Filomena por Sanse el pasado 8 de enero, con la copiosa nevada que nos dejo, una cantidad importante de encinas y otros arboles de nuestro pulmón verde, la Dehesa Boyal, quedaron dañados. Hay gran cantidad de ramas de encina partidas, al igual que ocurrió con muchos arboles ornamentales del casco urbano, especialmente pinos. La diferencia es que en el casco urbano, la retirada y limpieza de las ramas partidas no tardó demasiado tiempo en acometerse, en la Dehesa Boyal aun no se ven indicios de acometer tal limpieza.
El pulmón verde de Sanse no pasa por su mejor momento, tras varias actuaciones de difícil encaje y los efectos de la climatología la Dehesa Boyal pide socorro. Allá por los meses de octubre-noviembre pasados, maquinas excavadoras de gran tonelaje invadieron La Dehesa para la realización de una gran pista forestal, con el argumento por parte del ayuntamiento de realizarla para en pos de facilitar el acceso de los equipos contraincendios en caso de necesidad. El resultado fue encinas mal podadas para despejar espacio a la pista forestal y un camino apropiado para la circulación en bicicleta a velocidades que antes no podían darse, con el consiguiente conflicto entre bicicleta y paseante a pie.
Seguidamente a la construcción de la pista, fueron sembrados arboles y arbustos en las orillas de la misma, tales como pinos, encinas y adelfas. Los pinos, sería discutible su idoneidad en este paraje ya que es una especie de crecimiento mucho mas rápido que la encina y con gran capacidad de absorber recursos en detrimento de otras especies que se encuentren en sus proximidades, ralentizando con ello el crecimiento de las encinas, árbol por excelencia de la Dehesa. Siembran también encinas nuevas procedentes de vivero, operación que ralla en el absurdo cuando a escasos metros hay encinas ya maduras y con incontables esquejes procedentes de sus raíces que, convenientemente guiados y cuidados, se convierten en una nueva encina.
Dentro de esas actuaciones de los últimos meses también se ha procedido al vallado de parcelas de terreno con fines misteriosos, porque ¿Qué necesidad hay de colocar vallas metálicas parcelando trozas de terreno en un espacio natural como nuestra Dehesa Boyal?
Para complicarlo todo, el 8 de enero llegó Filomena, que dejo un rastro de ramas partidas, caídas en el suelo, con encinas seriamente dañadas.
La rama de encina, una vez separada del árbol pasa a ser leña seca en un plazo no mayor a dos meses y posee una capacidad muy alta de combustión. Dada la gran cantidad de ramas desprendidas de su tronco y esparcidas por el suelo que hay actualmente, se hace urgente la retirada de las mismas, ya que una vez comenzado el verano serán combustible fácil ante un hipotético incendio.
La titularidad del terreno ocupado por la Dehesa Boyal es del ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, sin embargo su cuidado, atención y conservación, nos dice el ayuntamiento, corresponde al Organismo de Conservación del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, escusa perfecta para caer en una de esas situaciones de «que si tu, que si yo…». Sea como fuere y corresponda a quien corresponda, no hay tiempo que perder para ponerse a retirar las ramas dañadas de nuestro gran espacio verde. Ya de paso, quizá no estaría de mas hacer una revisión de las formas de poda que se han venido realizando en las encinas desde no poco tiempo atrás. Uno se puede recorrer kilómetros y kilómetros de dehesa en cualquiera de las muchas provincias de España que cuentan con ella y no vera una poda de encinas como la que tienen realizada las de nuestra Dehesa Boyal, poda muy similar a la que se suele realizar a los arboles ornamentales de calles del casco urbano, pero resulta que una encina es muy distinta a un platanero.
En el siguiente video se puede comprobar el estado de los arboles de la Dehesa Boyal.
Por: Ramiro Muñoz Moreno