El gobierno de la Comunidad de Madrid acaba de anunciar que limitara la movilidad en varios municipios y algunos barrios de la capital a partir del próximo lunes 21 de septiembre.
Profesionales sanitarios del Hospital Universitario Infanta Sofia dan la voz de alarma ante la situación de colapso a la que se aboca el centro sanitario. No siendo esta la primera llamada de auxilio lanzada a los gestores del Hospital y de la Sanidad Madrileña en general.
En comparecencia pública, la Presidenta, el Vicepresidente y el Consejero de Sanidad, manifiestan la necesidad de restringir la movilizad en determinadas zonas de la Comunidad de Madrid, así como otro tipo de medidas encaminadas a frenar la expansión del Covid19 en nuestra región. Las medidas anunciadas, en fondo y forma, mas parecen una huida hacia adelante del gobierno regional en un intento de culpar a la población de la grave situación en la que se encuentra la CAM. En ningún momento dan atisbo de reconocimiento de su incapacidad para gestionar la situación, sin cargar toda la responsabilidad sobre los hombros de la ciudadanía.
Sera limitada la movilidad en los municipios de San Sebastián de los Reyes, Alcobendas, Fuenlabrada, Moraleja de Enmedio, Parla, Getafe, Humanes de Madrid, además de los distritos de Carabanchel, Usera, Villaverde, Vallecas, Puente de Vallecas y Ciudad Lineal de la capital.
Múltiples son las medidas que se deberían haber tomado a lo largo de los últimos dos/tres meses para minimizar la expansión del virus y muy especialmente en el Sistema de Salud Madrileño, para situarlo en condiciones óptimas de poder abordar con garantías las consecuencias de los contagios entre la población y sin tener que sumar a ello la rebaja de los estándares de calidad en la atención del resto de patologías no relacionadas con el Covid19.
Reiteradas vienen siendo las peticiones de más medios humanos y materiales por parte de los profesionales del Hospital Infanta Sofia, así como de otros hospitales madrileños. Sumado a las peticiones de medios humanos y materiales está la de una planificación y organización que rentabilice los medios disponibles, situación esta, que no se ha dado en los meses transcurridos desde el pico de la pandemia allá por el mes de Abril.
A continuación, Esloquehay reproduce la exposición de la situación hecha por un profesional sanitario del Hospital Infanta Sofia de San Sebastián de los Reyes, basada en su propia vivencia desde las entrañas del propio hospital:
18 de septiembre de 2020.
Colapso y Máximo riesgo para la Seguridad de los pacientes médicos y quirúrgicos críticos. Dignidad y Salud Mental para las categorías profesionales que les atendemos durante la Segunda ola de Pandemia Covid19 en el Hospital U. I. Sofía a fecha de hoy.
Tras veintidós años de ejercicio, aunque suene apocalíptico y a su vez alarmante, estoy asistiendo en el seno de nuestro hospital, y concretamente en el área del bloque quirúrgico y cuidados críticos, a graves déficit organizativos y de recursos que garanticen la seguridad del paciente quirúrgico y crítico. Que claramente descuidan el compromiso, la ética, la responsabilidad y la integridad; con los que todos nosotros, como profesionales que somos, luchamos por mantener en nuestro trabajo día a día.
Como uno más de los profesionales del Hospital U. I. Sofía que desempeñamos y sufrimos nuestra labor días, tardes y noches durante el tsunami de pacientes como consecuencia de la pandemia Covid en marzo 2020 en nuestro hospital. Quiero denunciar, divulgar y poner en conocimiento del resto de mis compañeros médicos, personal de limpieza, enfermería, celadores, técnicos, auxiliares y la ciudadanía lo siguiente:
La negligente e irresponsable carestía e inexistencia de un plan de contingencia real, práctico, estratificado, con un buen cronograma de actuaciones y necesidades desarrolladas e implementadas con la suficiente antelación ante lo que todos sabíamos que ocurriría en caso de una agudización de la incidencia acumulada de casos, necesidad de ingresos y cuidados críticos de pacientes Covid19. Agregado al impacto que supondría en el manejo y cuidado del resto de patologías críticas, no Covid19, del área poblacional que atiende este hospital.
En lugar de eso, los pacientes y profesionales sufrimos una auténtica desorganización de la Atención y Cuidado del Paciente Crítico.
Los compromisos del Borrador Propuesta: Anexo I. Plan de Contingencia. Ámbito: Unidades Críticos, fechado en 5 agosto 2020, dejan entrever una serie de “propuestas”, vacías, inconclusas, imprecisas y sin plazos de ejecución ni coordinadas con el resto de borradores del resto Unidades de Críticos de otros centros. Y ni si quiera adaptada, coordinada y dimensionada con los planes de “contingencia” de servicios como Urgencias, Neumología y Medicina Interna de nuestro Hospital U. I. Sofía.
A día de hoy y sin haber planificado, desarrollado e implementado los recursos necesarios con la antelación suficiente, durante los meses previos y de forma multidisciplinar y grupos de trabajo conjunto/equipo de Medicina, Enfermería, RRHH y Dirección. Asistimos a una descoordinación flagrante tanto a nivel interhospitaliario como interservicios a nivel intrahospitalario e interestamental que está abocando a una improvisación sucesiva y diaria, con los riesgos inasumibles que implica.
Todo ello está conllevando una falta de dotación y la habilitación con antelación de recursos humanos de enfermería no precarios, especializados y formados, así como de espacios físicos seguros adecuadamente dotados para el abordaje del enfermo crítico. Así como una escasísima posibilidad de traslados intercentros en momentos previos al desenlace de la necesidad de cuidados críticos.
Igualmente, no existe un diagrama seguro, estable y fiable de los flujos de pacientes, sin que vaya de la mano y desencadene una mayor desatención del resto de patología crítica a parte del Covid. Ni tampoco ha habido implementación de áreas adicionales de aislamiento de pacientes en caso necesario, ni la posibilidad de alejar los pacientes críticos Covid de las zonas estériles y limpias del bloque quirúrgico, cuando, sucesivamente se ha ido superando tanto el ratio de camas útiles, como el ratio de profesionales médicos y de enfermería de la Unidad de Cuidados Intensivos, siempre al borde del colapso durante todo este verano; a pesar de aumentar su capacidad de ingreso de 8 a 10 puestos, de 10 a 12 y de 12 hasta 14.
Superado este número, desde inicios de este mes de septiembre, asistimos una vez más (tal y como ocurriera a mediados de marzo 2020) a “vaivenes” de pacientes críticos No Covid y Covid, entre UCI (1ª planta) y URPA (2ª planta, bloque quirúrgico).
A fecha de hoy estamos ya con cerca del 40% de ocupación hospitalaria por Covid19 y 20 pacientes críticos. Con una curva exponencial de ingreso y unos recursos humanos precarios, temporales y escasos tanto en dotación de enfermería especializada en enfermo crítico como facultativos del Servicio de Medicina Intensiva. A lo que hay que sumar la imposibilidad de completar la programación quirúrgica con necesidad de suspensión de cirugías no emergentes, no oncológicas preferentes y retraso en la atención quirúrgica del paciente frágil ortogeriátrico y la suspensión de técnicas de la Unidad de Dolor Crónico.
Por todo esto, desde hace más de un mes y medio, viendo el horizonte que se avecinaba. Se lleva reclamando, a través de reuniones, correos electrónicos, dirigidos a la Dirección Gerencia y Dirección Médica de nuestro hospital: una rápida resolución y optimización de recursos humanos y de espacios, infraestructuras nuevas, reorganización de actividad, organigramas de flujo de pacientes entre unidades, coordinación intercentros, interservicios implicados (Anestesia y Reanimación, Medicina Intensiva, Supervisión Enfermería) y con otros centros con el fin descargar, aliviar y equilibrar la carga de pacientes con necesidad de Cuidados Críticos.
Siempre hemos señalado como Servicio de Anestesia, que de esta forma y con este desarrollo improvisado y acelerado de los acontecimientos y sus decisiones implícitas, se hace imposible garantizar, con previsión y anticipación suficiente, la seguridad del paciente, el cuidado, el respeto, la cooperación y la ética del trabajo, independientemente del grado sobrecarga asistencial al que pudiese llegar el hospital en cuestión del volumen de enfermos críticos quirúrgicos y médicos, COVID +, COVID –, o pendientes de PCR confirmatoria.
Ante semejantes hechos y los riesgos que suponen para los pacientes y nuestra ética profesional, apelo a la implicación documentada y registrada de los órganos directivos del H. U. I. Sofía, donde asuman su absoluto conocimiento y responsabilidad ante las carencias y déficits estructurales y de RRHH que denunciamos.
Las personas responsables son personas de las que nos podemos fiar porque, entre otras cosas, son capaces de esforzarse. La palabra responsabilidad deriva de «responder». Quien es responsable tiene el deber social de responder de los problemas que surgen. Sin embargo, el auténtico calado del concepto no es tanto el acto mismo de responder como el de adelantarse a los problemas «por si tuviera que responder de ellos». Una persona responsable desea generar confianza y ambiente de cooperación y previene riesgos. ¿No es eso en parte la prudencia?.
La transparencia, el diálogo, la comunicación, la responsabilidad y la cooperación son fundamentales para generar valores éticos de confianza y respeto.
La altura moral de la sociedad se basa en el respeto de la dignidad personal de cada uno de sus miembros, por favor, no lo olvidemos.
Saludos a todos y gracias por vuestro trabajo y dedicación.
A. S. D.
FEA ANESTESIA Y REANIMACIÓN DEL H. U. I. SOFIA DE S.S. DE LOS REYES.