Julio Anguita, maestro, no te vas solo.

Julio ya no está. En un chulapo día, de un cabrón año, se ha marchado.

Se fue el Maestro, el enseñante, el ilusionador, el que se adentraba en las tripas, en las neuronas, en el fango y en el ciberespacio.

Se va un hombre bueno, completo, complejo, un hombre que nos regaló su pensamiento, el espíritu crítico que hace avanzar a la humanidad…

A pata suelta descansará Julio porque la coherencia y la honestidad proporciona sueños tranquilos, pero su esencia no descansará en paz hasta que los hombres y las mujeres nos vistamos de racionalidad, justicia, compromiso y hermandad.

Su corazón sufrió y sufrió y sufrió por un pueblo desorientado, por guerras que matan hijos, como el suyo, por el ombliguismo rancio, torticero, inútil que nos aísla y nos debilita. 

Sufrió y resistió. Sus raíces profundas le sujetaron en los vendavales, en los terremotos… Comunista de pensamiento, palabra y obra, revolucionario que con la constitución en la mano dibujó «las dos orillas» y no abandonó la suya, viviendo hasta hoy de su pensión de maestro.

Gracias Julio por cuanto diste generosamente, por tus retratos certeros, por tus escrúpulos, por la verdad dolorosa, por la sencillez para contar lo complejo, lo enmarañado, por desvelar las sombras de la caverna, por no venderte, por enarbolar el diálogo y el ejercicio limpio de la política como herramienta de lucha y convivencia, por el análisis que nos saca de las tinieblas, por señalar sin miedo a los responsables de tanto dolor, por darnos alas, ganas, esperanzas…

¡No te vas solo camarada!, aunque este virus cabrón no nos deje hoy acompañarte estamos contigo, y lo estaremos. Más allá del folclore, que tanto abominabas, más allá de las alharacas, te rendimos sincero y merecido homenaje, visitaremos tus letras, testimonios, análisis, invitaciones a rebelarse, y ojalá algún día conquistemos con el saber de la historia un futuro digno para todos y para el planeta que nos alberga, como el mejor de los homenajes a tu ejemplo.

¡Te vemos en las calles, en las escuelas, en los parlamentos, en la vida… Julio!

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1 comentario en “Julio Anguita, maestro, no te vas solo.”

  1. Creo que no hay nadie peor, al menos en San Sebastián de los Reyes, para ensalzar la figura del gran Julio Anguita que Begoña González Chicote. Todas y cada una de las virtudes que atesoraba y que le reservan un sitio en la Historia y por las que es conocido el califa rojo no es que a ti te falten, es que eres el negativo de todas y cada una de ellas. Repasemos alguna por si algún despistado que lea esto aún no te conoce:

    Honradez.

    Poco que decir de esto, hasta los que le denigraban en vida, entre rechinar de dientes, tienen que reconocer a Anguita no se le puede encontrar ni la más leve mancha. Tu caso, todo los sabemos, es muy diferente. Hace uno años se supo que desviabas a tu tienda las subvenciones municipales que recibía una asociación que posee tu familia, asociación que no tiene otra actividad conocida que organizar botellones a mayor gloria de las adicciones de tu marido y de hacer caja de tu negocio con el dinero. Negocio que ni con esas pudiste mantener a flote, pero eso es otra historia.

    Podéis leer la noticia aquí: Una asociación republicana de Sanse gastó el 20% de la subvención municipal en la tienda de una de sus vocales (El Mundo 02/09/2017)

    Desapego de lo material.

    Relacionado con lo anterior está el conocido desapego por lo material de Julio Anguita. Es ampliamente conocido el episodio en el que renuncia a la pensión que le correspondía por su trabajo en el parlamento… lo que no es tan conocido es que, siempre que pudo, Begoña González Chicote se dedicó a acumular sueldecitos públicos. No solo le gustaba gastarse subvenciones públicas en su tienda comprando vino y chorizo, tampoco le hacía ascos a compatibilizar varios sueldos públicos, uno del ayuntamiento de Sanse como concejala y otro del de Alcobendas como liberada… quizás legal, dudosamente ético… lo que es seguro es que no sería algo que Julio haría.

    Fidelidad.

    Julio Anguita se afilió al PCE y jamás cambió de partido, era comunista y siempre lo fue. Por sus ideales comunistas participó en la creación de Convocatoria por Andalucía y de Izquierda Unida y allí siguió militando hasta su último aliento. El caso de Begoña González Chicote es justo el contrario, cuando sus expectativas de cobrar un sueldo púbico a partir de 2015 se vieron frustradas (ver los punto de Honradez y Desapego de lo material) se dio del baja del PCE, y IU sus espacios de convergencia. Bien es cierto es que en ambos casos pendían sobre ella sendos expedientes por sus prácticas dentro de la organización que hubieran desembocado previsiblemte en su expulsión, pero de eso hablaremos más tarde. El caso es que después de su salida del PCE e IU comenzó un periplo donde en un par de meses ingresó o trató de entrar en diversos partidos buscando acomodo: que sepamos militó en Podemos, donde trató de ser candidata pero no pasó de la fase de avales, Izquierda Independiente con quién se había alineado en el escándalo de los áticos pero que le negó la entrada (ya se sabe que Roma…), para acabar finalmente el la candidatura caudillista de Julián Serrano Pernas, la que obtuvo menos votos de todas las que se presentaron a las municipales de 2019 en Sanse. Este periplo difícilmente se le podría atribuir al gran Julio Anguita, si acaso se parece al de su némesis, Cristina Almeida, que también salió de IU, ruló por varios partidos buscando un cuenco de arroz y fue olvidada y orillada cuando ya no podía hacer más daño a la izquierda de este país.

    Respeto a la democracia interna de las organizaciones.

    Julio Anguita era duro consigo mismo, inmisericorde en la crítica política, pero nada más. Ni contra sus enemigos internos ni externos usó jamás los trucos sucios de la política, lo que le da mal nombre. Begoña González Chicote es justo lo contrario. Cualquiera que se haya cruzado con ella en una asamblea sabe de su repertorio de trucos de la peor calaña: alargar reuniones hasta el infinito retrasando una votación hasta que la gente se cansara y quedara solo su familia para votar, si esto no era posible, reventar la reunión azuzando a su marido, acarrear a familiares, amigos y hasta enfermos mentales para tratar de subir en una lista electoral… y por supuesto el usos sistemático de la mentira, el insulto la amenaza y si nada de eso servía, hasta la agresión física… ella nunca, su marioneta convenientemente dirigida. En definitiva, otro aspecto donde no hay semejanza alguna entre Begoña González Chicote y Julio Anguita.

    Unidad de la izquierda.

    Otra de las pasiones de Julio Anguita es la unidad de la izquierda como táctica para el avance social. Ahí está la experiencia de Convocatoria por Andalucía, después Izquierda Unida y el apoyo sin fisuras de Anguita a Unidas Podemos. Poco se puede decir que no sea de sobra conocido. El caso de Begoña González Chicote es, como cualquier lector atento o cualquier persona que la conozca, exactamente el contrario. Evidentemente Begoña González Chicote usa y abusa de una retórica huera sobre este tema y muchos otros, pero sus hechos, al contrario que en el caso de Julio Anguita, la desmienten: trató de usar en beneficio propio, posteriormente dinamitó y finalmente abandonó todos los espacios locales de unidad de la izquierda de Sanse, y en su periplo por distintas organizaciones tras su salida de IU uso todas sus malas artes para impedir que se reconstruyera la unidad de la izquierda. Como guinda, recabó en el proyecto de autoempleo de Julián Serrano Pernas, que nunca tuvo posibilidades de conseguir un suledecito para su líder, pero que si que restó un puñado de votos que vinieron fenomenal a la derecha en Sanse para apuntalar su hegemonía. Otra vez, lo contrario de lo que hubiera hecho el maestro Julio Anguita.

    Valentía.

    Y aunque se podría seguir hasta el infinito, voy a ir acabando con otra diferencia fundamental: la valentía. A julio Anguita jamás le tembló la voz para decir lo que pensaba, y jamás se escondió tras marionetas o seudónimos. Begoña González Chicote es, una vez mas, justo lo contrario. La podéis leer en esta página, pero nunca con su nombre, siempre escondida no vaya a ser que sus palabras puedan acarrearle algún contratiempo. ¡¡Qué grande fuiste Julio!! y que pequeños haces a todos los que quieren cobijarse en tu sombra esperando algún beneficio personal.

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