Tal día como ayer hace 71 años la Organización de Naciones Unidas -ONU- aprobó en París la Declaración de los Derechos Humanos. Tras dos guerras mundiales, en 1948 los 58 países miembros de la Asamblea de la ONU aprueban este documento que pretende, declarativamente, proteger derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales para todos los seres humanos sin distinción.
El 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, de los anhelados, supuestos, ultrajados, incumplidos, lacerados… derechos humanos.
30 artículos no han valido, ni 71 años desde su declaración por la ONU, ni tan siquiera más de 2 Siglos desde que en 1789, tras la Revolución Francesa, se promulgaran Declaraciones de los Derechos del Hombre y el Ciudadano y de la Mujer y la Ciudadana tres años después, para que en los albores de 2020 la humanidad contara con derechos básicos garantizados.
La vulneración, quiebra, violación, inexistencia… de muchos o todos los derechos recogidos en esta Declaración Universal para millones y millones y millones de personas es un hecho tan incuestionable como inadmisible. Un grito universal debería declarar ilegal y desterrar el sistema de cosas que impide la Igualdad, la libertad, la justicia y la dignidad, y sus responsables condenados en nombre la Humanidad y de la Tierra. Porque son los mismos, quienes arrebatan a las gentes sus derechos, que los que llevan a la extenuación al Planeta Tierra, los mismos que mercadean con lo que no les pertenece, ya sea humano, animal o planetario.
En la celebración de este 71 aniversario y a las puertas de la formación de gobierno en España, un consejo y un deber, el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
«Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios». “tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.
Ahí está la dirección y la tarea.