¿Desde dónde se pueden defender los derechos de la clase obrera?
Se supone que desde muchos ámbitos a lo largo de la vida, y uno de ellos, importante, se va a producir próximamente en las elecciones generales. En estos nuevos comicios puede haber una nueva oportunidad para defender los intereses de las trabajadoras y los trabajadores, o por el contrario se puede perder esa posibilidad durante otros cuatro años, en los que se producirán nuevos recortes que traerán más precariedad a las clases populares.
Estas próximas elecciones traen consigo una característica reiterada y fundamental. Los poderosos pretenden doblegar nuevamente a la clase obrera para que pague una vez más la factura de la crisis, de una nueva crisis que ya se nos están anunciando, y que pretenden otra vez echar sobre nuestros hombros, siempre y cuando les dejemos. Si se lo permitimos dándoles nuevamente nuestro aval, entonces continuaran sin contemplaciones empobreciendo y explotando de forma salvaje a los trabajadores y las trabajadoras, robándoles como acostumbran a hacer, pero en esta ocasión, en estas próximas elecciones, a la tuerca de las desigualdades le quieren dar un par de vueltas más.
Apretarán sobre los derechos de las gentes, bajándoles las pensiones, exprimiendo las jornadas laborales y ofreciendo salarios de miseria, reducirán seguramente también el gasto público en sanidad, en educación, o dependencia, incrementaran las facturas de la energía y de la alimentación, y seguirán socavando derechos civiles como el de la libertad de expresión o la libre circulación de ideas.
Los trabajadores y las trabajadoras no deberíamos permitir que se nos trate de esta forma, ni que nos tengan tan poco respeto, porque se permiten empobrecer nuestras vidas y la de nuestros hijos e hijas, a los que dejan sin perspectivas de futuro. A la mayoría, les cuesta mucho encontrar un empleo digno, con el que puedan acceder a una vivienda y formar, si lo desean, su propia familia, viviendo saludablemente y en paz. Tenemos el deber moral de impedir esta situación, y defender nuestros derechos cada vez que se encuentren en peligro, y en estas próximas elecciones una buena parte de ellos lo van a estar.
Corre peligro la calidad de vida de mucha gente, si por desgracia, el resultado de los comicios le es favorable a las fuerzas políticas que pretenden subyugar a las clases populares, compuestas principalmente por los trabajadores, que son asalariadas, empleados o contratadas, parados y jubiladas, o falsos autónomos, una variedad de categorías en las que se encuadra hoy la clase obrera, que por otro lado, compone la parte mayoritaria de la sociedad a la que los poderosos pretenden seguir empobreciendo.
Para evitarlo, tenemos que ser capaces de defender nuestros derechos, y se puede hacer de forma pacífica, a través de las urnas que es donde debería residir el verdadero poder popular. Pero tengamos en cuenta, que también a ellas acude mucha ignorancia a través de los votos, que son alimentados por la desinformación y la manipulación de la propaganda, fenómenos que favorecen el oportunismo político, y con ello se prostituye el valor de la representatividad y socavan los pilares de la democracia.
Un voto sensato por parte de las y los trabajadores, debería de ser capaz de discernir entre los partidos que cumplen sus promesas electorales de aquellos que no lo hacen, así como distinguir entre los que presentan programas y propuestas para favorecer los intereses de las clases populares, de los que por el contrario piensan atacarlas.
Deberíamos fijarnos antes de votar, en cuáles de los partidos que se presentan, son los que ponen más empeño en la defensa de los derechos de las trabajadoras y trabajadoras, poniendo atención a que en sus programas se recoja con claridad y firmeza, propuestas y compromisos para la defensa de la sanidad pública, de la educación de calidad, el empleo digno, o los derechos civiles y las libertades públicas.
Consecuentemente con ello, si queremos mejorar la calidad de vida de las clases populares, hay que favorecer a las formaciones políticas que lleven en sus programas propuestas con este objetivo, mejorar las condiciones de vida de los y las trabajadoras. Como se comentaba al principio de esta reflexión, las elecciones de noviembre tienen una característica que podríamos definir como inquietante, pues parece que a través de las urnas, en esta ocasión más que en ninguna otra, se pretende legitimar políticas que van a atentar contra los derechos de los trabajadores y trabajadoras, generando más sufrimiento a muchas familias al aplicar violentas medidas que atentarán contra sus vidas.
La estrategia que los poderosos se han planteado en estas elecciones, es disminuir en las cortes la presencia de los representantes de las clases populares, aquellos que deben defender nuestros derechos. No obstante, aunque fuesen capaces de reducir la representación de las fuerzas populares, los problemas y las necesidades de la ciudadanía no van a desaparecer por el mero hecho de impedir que se escuchen, o de evitar que puedan tener voz en el parlamento de la nación.
No desaparecerán aunque las oculten, no si no se buscan soluciones a asuntos como el de las pensiones, la vivienda, la carestía de la vida, o el coste que está adquiriendo para las familias que sus hijos e hijas puedan estudiar en este país. Estos son algunos de los asuntos importantes que debe resolver una nación democrática, de no hacerlo, las reivindicaciones, protestas, conflictos y movilizaciones, se continuaran sucediendo, ya que sin justicia es difícil que pueda haber paz.
Si los que ganan las próximas elecciones, son aquellos que promueven las injusticias sociales y económicas, que dicho sea de paso son muchos los partidos que se presentan con esa intención, recortar derechos a los trabajadores y trabajadoras y agrandar las desigualdades sociales, entonces continuaremos por la senda del subdesarrollo.
Una senda que conduce a la mayor parte de españolas y españoles a la pobreza y el sufrimiento, porque aumentarán las familias con problemas para llegar a fin de mes, personas en busca de empleo y de un hogar, y esta situación le va ocasionar a demasiada gente, serias dificultades para poder desarrollar un proyecto digno de vida. Lamentablemente así es como se pueden poner las cosas en nuestro país, si los que triunfan en las próximas elecciones son los partidos que promueven los recortes y las desigualdades sociales.
No debemos continuar pagándoles las fiestas, los lujos y los derroches a los poderosos, ni permitir que nos vuelvan a poner sus gobiernos, aunque nos lleven a elecciones una y otra vez hasta que salga lo que ellos quieren, pues aun así, hay que decirles que NO, que esta vez no se lo vamos a consentir. En esta ocasión nuestro voto será combativo e inteligente, un voto que dedicaremos a la defensa de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores, a la justicia social y a la libertad.