“Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, este es el lema que la ONU ha elegido para este 8 de marzo 2022. Un acertado, acertadísimo enfoque ante lo que supone el mayor reto al que se enfrenta la humanidad, el infarto ecológico, el cambio climático y la sostenibilidad del Planeta que nos acoge.
Pero, como en tantas ocasiones a lo largo de la historia, un zarpazo machista lo rompe todo y nos cambia el rumbo. Cuando deberíamos emplear todos los recursos y esfuerzos, en ponernos manos a la obra, y con urgencia, en un nuevo modelo productivo, energético, social, en el que políticas trasversales de igualdad hagan posible ese mañana sostenible, la sinrazón, el capitalismo salvaje, el imperialismo, el sectarismo, el fascismo, el machismo… recobra fuerzas y la emprende a bombas.
La guerra jamás ha sido, ni será, un instrumento para la paz, ni el progreso, ni la igualdad, ni la felicidad que debe ser vivir. La guerra Es Vencer, imponer, es fuerza, violencia, muerte, saqueo, robo, violación, humillación…
La guerra son armas, ruido, fuego, bombas, balas, miedo, correr, huir, es frío, sed, hambre,…
La guerra es esconderse, abandonar el hogar, refugiarse, es daño, es dolor, exilio…
Históricamente la guerra es cosa de señores, como la lucha por la Igualdad ha sido históricamente cosa de Mujeres, y ha sido y es una lucha pacífica, creativa, creadora, reivindicativa, rebelde y dialogante, cuidadora, valiente,…
La Igualdad no destruye enemigos, busca colaboradores, la lucha por la igualdad siempre fue cosa de la invisibles, las mujeres.
La guerra es cosa de machitos dominantes que lejos de relaciones de justicia e igualdad imponen la prevalencia, los privilegios y el sometimiento. Lo nuestro, el feminismo, es otra cosa, lo nuestro es una batalla diaria por la vida y la dignidad, por darle una oportunidad al fututo de todas. ucranianas, yemeníes, palestinas, saharauis, rohinyas, afganas, colombianas, congoleñas, españolas… “Tenemos un Plan, cambiar el sistema”.
Viva el 8 de marzo.