La Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha informado esta tarde que Derar, el refugiado eritreo al que entrevistó en diciembre EsLoQueHay, tendrá por fin un alquiler social proporcionado por el Ayuntamiento de Alcobendas, tras meses de reclamaciones por parte de la organización. Derar, refugiado político, había sido desahuciado del piso de alquiler en el que vivía con su familia unas semanas antes de que acabase el año.
277,81 euros mensuales será el alquiler que deban pagar Derar Hamed y su familia para tener acceso al piso de 70 metros cuadrados que le concede la Delegación de Patrimonio, mientras concurran las circustancias económicas que llevan al organismo a tomar esta determinación, advierten en su resolución, obviando la condición de asilado de Derar y el derecho internacional en la materia. No se entra a valorar por parte del consistorio alcobendense el resto de derechos que se le están negando sistemáticamente tanto a Derar como al resto de refugiados que llegan a nuestro país, como son la educación y el trabajo.
De Eritrea, una nación regida con mano de hierro por el dictador Isaías Afewerki, sale con apenas cinco años, refugiándose en Sudán donde su padre es asesinado. Nuevamente la huida por motivos políticos les llevan hasta Libia, donde estudia y forma una familia (Derar tiene dos hijos), pero la guerra le impide nuevamente continuar con su vida y hoy se encuentra en Alcobendas. Derar, defensor de los derechos humanos y sindicalista, tiene condición de refugiado político, y reside en España desde el año 2014, pero el estado español tiene reconocidos unos escuálidos derechos a estos asilados.
Hemos vuelto a hablar con Derar, quien nos comenta que han recibido «una notificación con el decreto, pero no tenemos todavía las llaves. Dentro de una semana nos las darán, y vamos a terminar así con dos años de sufrimiento, agotados por la suma de deudas acumuladas por no poder pagar durante año y medio el alquiler de la casa de la que nos desahuciaron«.
En este momento tanto Derar como su mujer Neama y sus hijos, Adaal y Ahmed, se acuerdan de esas personas que les han ayudado en este tiempo de incertidumbre. Recuerdan que esta vivienda es «el resultado de la gran lucha que se hizo por parte de los amigos, de organizaciones, voluntarios, periodistas, abogados, sindicalistas y los partidos políticos y, especialmente, la PAH«. Sin embargo advierten que «la solución a la que hemos llegado (alquiler social) se considera buena, pero es una solución temporal y no abre ninguna puerta para la esperanza de otras familias refugiadas en un futuro cercano, ya que necesitarán pasar por el mismo sufrimiento«.